La OTAN confirmó el domingo que su secretario general Jens Stoltenberg dejará el puesto en octubre, lo que ha desatado una serie de conjeturas sobre quién será su sucesor.
Los diplomáticos en Bruselas dicen que no hay un consenso para nombrar a un nuevo jefe de la alianza, en incluso algunos aliados estaban considerando extender el período del ex primer ministro noruego, que ya lleva 9 años, en medio de la crisis desatada por la invasión de Rusia a Ucrania.
Sin embargo, poco después de que Stoltenberg regresó de conversaciones de alto nivel en Washington, su portavoz confirmó su salida para finales del año.
"El mandato del secretario general ha sido extendido tres veces y ha servido a la alianza un total de nueve años", dijo Oana Lungescu, portavoz de la OTAN. "El mandato finaliza en octubre de este año y él no tiene intención de solicitar una prórroga", agregó.
La decisión del político de 63 años ya ha generado expectativas entre los funcionarios europeos y algunos gobiernos discretamente han filtrado a la prensa los nombres de posibles sucesores.
El secretario general de la OTAN siempre ha sido un europeo, aunque en la práctica Washington tiene un voto decisivo en ese aspecto, pero se trata de encontrar coordinación y consenso entre los 30 aliados, esta vez podría ser una mujer.
Por siete décadas la alianza ha estado dirigida por hombres de Europa occidental y muchos observadores consideran que ha llegado el momento para una mujer o alguien del este europeo.
Los últimos cuatro secretarios generales de la OTAN fueron un británico, un holandés, un danés y un noruego. Mientras tanto, el foco estratégico de la alianza se ha inclinado hacia el este, donde los nuevos miembros del Báltico y el Mar Negro se enfrentan a una Rusia agresiva.
Polonia y las naciones bálticas (Letonia, Lituania y Estonia) ven ahora justificadas sus tradicionales advertencias sobre Moscú, y han encabezado el llamado a las armas para respaldar a Ucrania contra la invasión rusa.
Esto ha llevado a propuestas de que la OTAN nombre a una figura como la primera ministra lituana Ingrida Simonyte o su homóloga estoniana Kaja Kallas. Ambas han asumido una línea diplomática fuerte con Rusia y son las favoritas de los aliados de línea dura, pero para otros no serían apropiadas.
Algunos señalan que designar a alguien del Báltico se vería como demasiado provocador para Rusia y empujaría a los aliados, que ya financian y envían armas a Kiev, más cerca de un conflicto directo con Moscú.
Si no es del Báltico, ¿entonces quién?
No se ha anunciado a ningún candidato, pero diplomáticos en Bruselas sugirieron que los Países Bajos podrían impulsar a su ministra de defensa Kajsa Ollongren.
Gran Bretaña, por su parte, que ya ha tenido tres secretarios generales de la alianza, se considera un puente entre Europa y Estados Unidos. Su secretario de defensa, Ben Wallace, a menudo se menciona como un posible candidato, pero eso no parece satisfacer a los 21 miembros de la OTAN que integran la Unión Europea.
El Reino Unido, especialmente bajo el ex primer ministro Boris Johnson, ganó muchos amigos en Ucrania, pero el Brexit afectó los lazos de Londres con otros miembros de la UE.
Quedan también figuras como el ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, de 75 años, y el presidente de Rumania Klaus Iohannis.
Y en otro plano: un secretario general que por primera vez no sea de Europa, como, por ejemplo, la viceprimera ministra de Canadá Chrystia Freeland.
“No hay consenso”, admiten desde la alianza, mientras nada se ha filtrado de la preferencia de la administración Biden en EEUU.
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