El proceso de diálogo ha estado paralizado desde que el gobierno de Venezuela acusó a la oposición y a Estados Unidos de no cumplir su compromiso de liberar unos 3.200 millones de dólares que corresponden a la nación, pero que están bloqueados en cuentas en el exterior para evitar, según la Casa Blanca que, sean utilizados por funcionarios oficialistas para socavar la democracia en el país.
“Sencillito como eso: una vez que depositen, vamos a México otra vez... Requisito sine qua non", amenazó el presidente de Venezuela, Nicolá Maduro, durante su programa de televisión.
Sin embargo, la oposición insiste en que el oficialismo busca excusas para interrumpir las negociaciones, porque no tiene voluntad para sentarse nuevamente en México.
"Los que deben regresar a la mesa de negociación para lograr soluciones para los venezolanos precisamente son el gobierno de Maduro y sus delegados", dijo a VOA el abogado Gerardo Blyde, jefe de la comisión negociadora de la oposición.
Esta semana, los representantes de unas 20 naciones se reunieron en Bogotá para intentar destrabar el juego. Sin embargo, la cumbre concluyó sin avances sustanciales.
En un comunicado leído por el canciller colombiano, Àlvaro Leyva, los países hicieron votos para que se logren elecciones con garantías para todos los actores en Venezuela. También invitaron a que "los pasos acordados a satisfacción de las partes vayan en paralelo con el levantamiento de las distintas sanciones” y pidieron acelerar la implementación del fondo fiduciario único para inversión social en Venezuela.
No en vano, analistas dudan que sea posible volver a las conversaciones en el corto plazo.
"Es complicado porque las posiciones dentro del chavismo están en plena discusión. Se nota que hay sectores dentro de la coalición de gobierno que parecieran no estar convencidos de este proceso de negociación y se nota en los gestos que hacen en su política de día a día; como por ejemplo, la ley para amenazar a las ONG y las amenazas de adelantar las elecciones", advirtiò el politólogo Luis Peche.
"El panorama va a depender de lo que necesite Nicolás Maduro para mantenerse en el poder", añade la politòloga María Verónica Torres. "En este momento, el chavismo tiene una gran crisis. Todavía no se ha restablecido un orden con las distintas detenciones que han tenido. Nicolás Maduro va a habilitar el candidato que mejor le funcione para boicotear las elecciones presidenciales", indica Torres.
La reunión en Bogotá estuvo salpicada por el intento del opositor Juan Guaidó de reunirse con alguno de esos líderes internacionales en Colombia, pero que terminó con su expulsión a Miami.
"Hoy también debo decir que la persecución se sintió en Colombia", declaró Guaidó al llegar a la ciudad estadounidense.
Guaidó se había presentado como candidato a las primarias, que buscan definir a un abanderado único que represente a la oposición en las presidenciales de 2024, pero aún no ha definido si renunciará a esta contienda.
Para Peche, la salida de Guaidó dejó mal parado al presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien fungió como anfitrión de la cita.
"Mostró que el gobierno de Colombia no fue un actor tan balanceado en el manejo de esta situación, porque se contradijeron en sus declaraciones, al final, se notó que era un impasse diplomático para ellos y que buscaban salir de Guaidó de la forma más rápida posible", concluye Peche.
Las conversaciones entre oficialismo y oposición son facilitadas por el Reino de Noruega y tienen lugar en México, desde agosto de 2021. Sin embargo, la última vez que ambos factores se sentaron en la mesa fue el 27 de noviembre de 2022.
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