La trata de personas es un fenómeno global del que ni siquiera Estados Unidos escapa. Pero, ¿en qué consiste, qué tipos de trata existen y quiénes son los más vulnerables?
“Yo estoy marcada para toda la vida, estoy como cuando marcan a una vaca y la sellan ahí, en su espalda”. Con esta comparación relata su experiencia a la Voz de América una mujer originaria de América Latina y víctima de trata sexual en su travesía hacia Estados Unidos.
Practicar la prostitución fue el precio que tuvo que pagar por emigrar. Sin embargo, su pesadilla continuó en suelo estadounidense. “Todo eso yo lo viví... el querer salir huyendo de un lugar y no poder” explica esta víctima, quien pidió no ser identificada.
“El saber que ahorita, en este momento, en este segundo, puede haber mujeres recluidas, obligadas a tener sexo con uno, con dos, o los que sea. Mujeres embarazadas, mujeres violadas”, concluye. “Con esas mujeres me identifico”.
La historia de esta mujer no es un caso aislado. El gobierno estadounidense señala que alrededor de 27 millones de personas alrededor del mundo son víctimas de la trata, un fenómeno que "impacta de forma desproporcionada a las comunidades marginadas; socava la estabilidad y el Estado de derecho; debilita las economías y alimenta otros crímenes y conflictos violentos”, según declaró recientemente del secretario de Estado, Antony Blinken.
¿Qué es la trata de personas?
A menudo, ese término suele confundirse con el tráfico de personas, una actividad que “atenta contra las leyes del Estado al que se ingresa irregularmente”, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Este organismo subraya que la trata, en cambio, “atenta contra los derechos humanos de una persona”.
Las leyes estadounidenses identifican dos formas primarias de trata de personas: los trabajos forzados y la explotación sexual.
De acuerdo con el Departamento de Estado, el trabajo forzado, también denominado “trata laboral” comprende "actividades realizadas cuando una persona usa la fuerza, el fraude o la coerción para explotar la mano de obra o los servicios de otra persona”.
La trata sexual, por su parte, abarca la gama de “actividades que incluyen la fuerza, el fraude, o la coerción para obligar a una persona a participar en un acto sexual comercial”, incluyendo a menores de edad.
Una práctica común en EEUU
En Estados Unidos, la trata de personas es común, sobre todo, en grandes ciudades receptoras de inmigrantes y con acceso, relativamente fácil, a lugares como aeropuertos y carreteras interestatales. Destacan los casos de Atlanta, Washington, Nueva York, Houston, Chicago y Los Ángeles.
Y aunque expertos señalan que cualquiera puede ser víctima de la trata, independientemente de su raza, origen, edad o nacionalidad, los migrantes son uno de los grupos más expuestos al fenómeno.
“Estamos hablando de personas que no tienen pasaporte, que no tienen familia, que no conocen muchas veces el idioma o el territorio, y están en gran situación de vulnerabilidad”, explica a la VOA Guadalupe Correa-Cabrera, profesora de política y gobierno en la Universidad George Mason.
Polaris, organización que lucha por los derechos de las víctimas y por la erradicación de la trata, destaca que en los últimos años se han registrado situaciones de trata o explotación laboral en inmigrantes que llegaron a Estados Unidos bajo visados de trabajo temporales.
“Inicialmente se pensaba que sólo las personas indocumentadas podían terminar siendo víctimas de trata o explotación y que de alguna forma era culpa de ellas por estar al margen de la ley, por venir ilegalmente” dice a la VOA Andrea Rojas, directora de iniciativas estratégicas de Polaris, quien también señala que en los contextos de visa de trabajo temporal, existe un “régimen de reclutamiento totalmente oscuro en los cuales no hay realmente transparencia”.
Analistas explican que es complicado conocer la cifra exacta de víctimas de trata, puesto que se trata de “un crimen que opera en la oscuridad”. Sin embargo, reconocen que los casos aumentaron durante la pandemia. Los afectados fueron, sobre todo, personas que se dedicaban a empleos calificados como “esenciales” y que cuentan con pocas protecciones legales.
El Departamento de Seguridad Nacional señala en su último informe sobre el tema que en el año fiscal 2022 los arrestos relacionados con la trata de personas aumentaron más del 50 % en comparación con el mismo período de 2020. Las acusaciones también se incrementaron de 891 en 2021 a 1.045 en 2022.
En un mundo cada vez más globalizado, las redes sociales juegan cada vez un papel más importante en el reclutamiento de las víctimas. Sobre todo, porque a través de ellas, los tratantes pueden guardar su anonimato.
“Hay páginas que supuestamente ofrecen trabajos, por ejemplo a personas que están en otras partes, en otros continentes, a quienes se les ofrece un trabajo y finalmente terminan en un país que no es el suyo. A veces se les quita el pasaporte y terminan ejerciendo una profesión o haciendo una actividad para que otra persona se quede con los recursos, y esas personas no pueden salir de allí”, menciona Correa-Cabrera.
Líneas de apoyo
Uno de los recursos para apoyar a las víctimas es la línea nacional contra la trata de personas, un número gestionado por Polaris y financiado por el gobierno. Es un número disponible en todo el territorio estadounidense y a través del cual se puede contactar mediante llamada o mensaje de texto.
“El otro beneficio crucial es que las personas que atienden no son unos operadores de línea que hacen un trabajo voluntario, son profesionales que han recibido training específico y tienen capacitación para poder tener un enfoque centrado en la víctima y entendiendo el trauma que las personas en situaciones de trata experimentan", señala Andrea Rojas. "Lo primero que hacen cuando reciben una llamada de un sobreviviente o víctima de trata es checar la situación de seguridad y elaborar un plan de acuerdo con las necesidades de la persona que está llamando".
A nivel local, organizaciones como Reset 180, con sede en Reston, Virginia, luchan para apoyar a las víctimas de la trata, quienes son remitidas al lugar a través de las autoridades locales o de los servicios esenciales.
Su directora, Kim Luckabaugh, dice a la VOA que la mayoría de las víctimas trabajan en lugares de masaje ilícitos y provienen de países asiáticos.
Explica que cuentan con una tecnología bautizada como “señal de la libertad” a través de la cual pueden rastrear portales web de personas que se venden en línea para sexo comercial.
“Podemos dirigirnos a un área determinada dentro de nuestra ubicación y les enviamos un mensaje que dice 'Hola, somos de Reset 180 y ayudamos a los que son víctimas de sexo y explotación, ¿Cómo podemos ayudarle, ¿cómo podemos proporcionarle recursos?' Sí, a veces nos insultan, sí…. Pero otras personas dicen ¿Estás hablando en serio? Realmente necesito ayuda", apunta Luckabaugh.
Luckabaugh, además, explica que se encargan de “interrumpir la demanda”. "Vamos a esos lugares de masajes ilícitos y hablamos a los que se acercan: '¿te das cuenta de lo que pasa aquí?' No les confrontamos, no somos agresivos. Queremos que vean y entiendan qué pasa en ese lugar, que esas mujeres no están allí voluntariamente, están atrapadas".
A nivel federal, la Administración Biden creó un Plan Nacional contra la trata de personas. Un grupo de trabajo formado por varias agencias, como del Departamento de Seguridad Nacional o de Transporte, se encarga de monitorear y combatir el fenómeno con acciones como colaboraciones con organizaciones sin ánimo de lucro o campañas para educar a la población y desmantelar las redes.
Además, en los últimos veinte años, el Congreso ha aprobado varias leyes que buscan identificar y combatir la trata de personas.
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