El rey Carlos III del Reino Unido será coronado este sábado en Londres, arropado por decenas de miles de simpatizantes que acudieron a la capital inglesa para experimentar de primera mano una ceremonia milenaria que no se realiza desde hace 70 años y ha suscitado polémica.
Monarcas, jefes de Estado y dignatarios de todo el mundo asistirán a la ceremonia prevista para las 11:00 a.m. hora local, en la histórica Abadía de Westminster, con más de 1.000 años de historia de coronaciones de reyes y reinas.
La delegación de Estados Unidos está liderada por la primera dama, Jill Biden, en representación de su esposo, el presidente Joe Biden.
Londres no ve una coronación desde que la fallecida reina Isabel II tuvo la suya en junio de 1953. Carlos, que entonces tenía cuatro años, asistió a la investidura junto a su abuela, la reina madre Isabel.
La ceremonia no será tan elaborada y concurrida como las de su madre y su abuelo, Jorge VI (1937), para las que se enviaron unas 8.000 invitaciones.
Siguiendo sus intenciones de inyectar austeridad en la Casa Real británica, la lista de invitados de Carlos III será de unos 2.000, incluidos invitados de las organizaciones caritativas con las que trabajó de cerca cuando era Príncipe de Gales. El servicio también se redujo de tres a dos horas.
El recorrido en las carrozas reales saldrá a las 10:20 a.m. hora local desde el palacio de Buckingham y pasará por lugares emblemáticos de Londres, como la plaza de Trafalgar y el paseo The Mall.
Si ya Carlos III es rey, ¿por qué una coronación?
Tras la muerte de la reina Isabel II el 8 de septiembre pasado, Carlos ascendió al trono de forma automática. Dos días más tarde vino la ceremonia oficial, donde fue proclamado monarca. Como su madre, cuya coronación fue televisada por primera vez en la historia británica, Carlos también hizo historia con la primera trasmisión pública de la proclamación de un rey.
Entonces, si ya tomó posesión de su título hace más de siete meses, ¿por qué se realiza una coronación? Por las tradiciones.
El acto de coronar a un soberano está lleno de simbolismo religioso, costumbres milenarias y objetos invaluables con cientos de años de historia. Es visto como la confirmación formal de un monarca británico como jefe de Estado y también como cabeza de la Iglesia Anglicana, con una autoridad otorgada por Dios.
La ceremonia data de la época de Guillermo el Conquistador en 1066 y su ritual se mantiene casi intacto. Carlos III será ungido por el líder espiritual de la Iglesia inglesa, el arzobispo de Canterbury, acompañado de una variedad de símbolos reales, entre ellos orbe, el cetro y la famosa corona de San Eduardo, creada para Carlos II en 1661.
Más tarde, se cambiará el atuendo y usará la Corona Imperial del Estado, la habitual en eventos como la concesión de títulos o la apertura del Parlamento.
A Camilla, la reina consorte, también le serán presentados símbolos parecidos. En su caso, llevará la corona de la reina Mary, fabricada en 1911 con 2.200 diamantes.
La sostenibilidad de la que siempre se ha hecho eco quien es llamado el "rey verde", por su defensa del medio ambiente, también se verá en la ceremonia. Carlos reusará vestiduras ceremoniales de sus ancestros y esta será la primera vez que no se encargará una corona para la reina consorte.
Quizá uno de los elementos más curiosos será la llamada Piedra del Destino. Este símbolo de Escocia aportará misticismo y polémica a la ceremonia. La también conocida como Piedra de Scone fue incluida en el ritual de coronación desde que Eduardo I invadió el reino escocés y expandió el imperio.
De acuerdo a la tradición, un monarca escocés debe coronarse en esa piedra. Para demostrar su dominio sobre la nación, Eduardo I ordenó llevarla a la Abadía de Westminster alrededor de 1300, donde estuvo hasta que en 1996 fue devuelta por la reina Isabel para ser exhibida en Edimburgo con la promesa de que regresaría a Londres para cada coronación.
La salida de la sagrada Piedra del Destino, camino nuevamente a Westminster, fue criticada como un "insulto histórico" por el exlíder de gobierno escocés, Alex Salmond (2007-2014).
Un reclamo turístico envuelto en polémica
Las coronaciones no son requerimientos obligatorios para que un monarca ocupe legalmente su título o ascienda al trono. La mayoría de las casas reales europeas las han eliminado en las últimas décadas.
Para el Reino Unido la coronación es una cuestión de historia e identidad, pero también de finanzas. Miles de turistas han viajado a Inglaterra para el suceso, considerado un hito para los simpatizantes de la realeza en todo el mundo.
Desde días anteriores se podían ver a personas acampando a lo largo del recorrido que hará la carroza de Carlos y Camilla desde Buckingham hasta la abadía y de regreso. Toda la ciudad reverbera con entusiasmo, expresado en cientos de souvenirs con las imágenes de Carlos y Camilla. Los entusiastas compiten por mostrar el atuendo más colorido y alegórico a la fecha.
Según la revista Fortune, se espera una considerable inyección de dinero asociado a la coronación. El jubileo platino de la reina Isabel, en febrero de 2022, atrajo a un aproximado de 2,6 millones de viajeros extra. Se espera que la ceremonia para coronar a Carlos III tenga efecto similar.
Sin embargo, muchos critican el hecho de que la celebración de tres días -que incluye además un concierto - costará a los contribuyentes unos 125 millones de dólares.
Personalidades antimonárquicas han alzado sus voces para cuestionar la utilidad de una casa real que consume millones del erario público, en momentos en que Reino Unido vive una inflación de dos dígitos.
Una encuesta reciente mostró que el 58 % del público apoya a la monarquía, pero entre los jóvenes de 18 a 24 años, el nivel de apoyo es solo del 32 %.
Cerca del 18% de la población de Reino Unido pertenece a una minoría étnica, muy por encima del 1% cuando la reina Isabel II fue coronada en 1953, según The Associated Press. Buscando mostrar diversidad, por primera vez en la coronación de un monarca británico participarán activamente líderes religiosos budistas, hindúes, judíos y musulmanes, entre otros.
La salida de Megan y Harry de la Familia Real y el escándalo de agresión sexual en el que se vio envuelto el hermano del rey, el príncipe Andrés, han dañado la imagen de la monarquía.
Algunas cabezas de gobierno han expresado su descontento. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, aseguró que expresará lealtad al rey, aunque se mantenía firme en su posición de que Australia debería tener su propio jefe de Estado.
Carlos es el monarca de más edad que asciende al trono británico, una preocupación aún entre algunos simpatizantes de la realeza.
¿Por qué no asiste Biden a la coronación?
La lista de invitados ilustres incluye a otros monarcas, entre ellos los reyes Felipe y Letizia de España, el rey Gustavo de Suecia, los reyes Guillemos Alejandro y Máxima de los Países Bajos, Felipe y Matilde de Bélgica, Abdulá II y Rania de Jordania, los monarcas de Bhutan, Tailandia, junto a príncipes herederos de Japón, Noruega y Dinamarca.
Por supuesto, también asistirán miembros de la familia real, como la princesa Ana, hermana de Carlos, y los nuevos Príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, los siguientes en la línea al trono británico.
El tercero en la sucesión, el príncipe Jorge, nieto de Carlos e hijo de Guillermo, será uno de los pajes de la ceremonia. Tras meses de especulaciones, se confirmó que el príncipe Harry asistirá a la ceremonia, en una esperada aparición después del escándalo provocado por sus memorias Spare (En la sombra, en español).
Su esposa, Megan, se quedará en Estados Unidos, donde reside la pareja. La duquesa de Sussex no asistirá porque la coronación coincide con el cumpleaños del hijo de ambos, Archie, que celebrará junto a su hija menor, Lilibet.
Otra ausencia notable será el presidente de EEUU, Joe Biden, que anunció que no participaría en la ceremonia con meses de antelación.
La decisión de Biden parece estar arraigada también en la tradición. Ningún presidente de Estados Unidos ha estado presente en ninguna coronación de un monarca del Reino Unido, del que las Trece Colonias se separaron oficialmente el 4 de julio de 1776, cuando se declaró la independencia del joven país.
La Casa Blanca se apresuró a aclarar que el hecho de que Biden no viajara a Londres para la ocasión "no significaba un desaire" y que ambos líderes hablaron por teléfono por casi media hora, en una llamada donde Biden felicitó a Carlos por adelantado.
La secretaria de prensa Karine Jean-Pierre insistió en la relación cercana de ambos países y adelantó que el rey Carlos invitó al presidente estadounidense a realizar una visita de estado oficial, “que el presidente aceptó”, aunque advirtió que no se ha fijado el cronograma.
Biden asistió al funeral de la reina Isabel II, pero esa fue la excepción, no la regla. Sus predecesores que vivieron durante coronaciones de monarcas, Franklin D. Roosevelt y Dwight D. Eisenhower, tampoco cruzaron el Atlántico para las coronaciones de Jorge VI en 1937 e Isabel II en 1953, respectivamente. En su lugar enviaron a delegaciones de altos cargos de sus gobiernos.
El hecho de que la Primera Dama encabece la delegación esta vez intenta enviar un mensaje de deferencia, opinan analistas y expertos en etiqueta real.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.