Unos 180 millones de estadounidenses viven estos días agobiados por un calor extremo, con alertas de altas temperaturas que persistirán al menos hasta el fin de semana.
En Arizona la población lleva casi un mes con los termómetros rondando los 48 grados Celsius, y ni una sola gota de lluvia durante meses. La ola de calor provocó el pasado fin de semana al menos 18 muertos, pero se cree que podrían ser decenas más.
En la punta del mar de Florida la medición de temperatura del agua oceánica llegó esta semana a marcar los 37,8 grados con lo que se han disparado las alarmas sobre los efectos inmediatos asociados al cambio climático.
Esos dos parámetros ofrecen una idea sobre la situación del clima extremo que atraviesa el norte del continente americano este verano pero que no son la excepción ante otras señales del calentamiento globa que han elevado las preocupaciones en otras regiones del planeta.
Los avisos de alertas para los 180 millones de habitantes de Estados Unidos por la ola de calor que se expande a la mayor parte del país ha elevado las preocupaciones; en el mapa en tiempo real que ofrece el Servicio Meteorológico Nacional que muestra en colores oscuros las áreas que registran las mayores temperaturas durante la jornada y que estos días se acentúan en las zonas sur, oeste y centro del territorio.
Los valores de las temperaturas estimadas para estos días estarían por encima de los 37,8 grados.
Mientras tanto, los gobiernos locales emiten alertas y disponen de los servicios de emergencia para paliar la situación climática de calor en este pico del verano que ha resultado más caliente que años anteriores, según los registros.
Desde este jueves los residentes de la región de la capital estadounidense entraron en la amplia ola de calor que afecta al país, aunque las temperaturas podrán superar los 36 grados, se está todavía lejos de las marcas que registran las zonas más críticas del territorio como Arizona, Nevada, California y Florida.
No obstante, la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, decretó para los habitantes de la capital nacional estadounidense una alerta de emergencia que se extiende hasta el próximo domingo 30, cuando se espera que pase lo más fuerte de la ola.
A través de un comunicado el gobierno de la capital advirtió de la importancia de reconocer los signos asociados a agotamiento por calor e insolación "Los síntomas pueden incluir piel roja y seca, convulsiones, dolores de cabeza punzantes, desorientación, escalofríos, delirio y coma", reza la nota.
Esta municipalidad advierte que "el inicio de un golpe de calor puede ser rápido: una persona puede pasar de sentirse aparentemente bien a una condición gravemente enferma en cuestión de minutos".
En el Distrito de Columbia y otras regiones del país afectadas por el calor, las municipalidades ponen a disposición centros de enfriamiento e hidratación para evitar fatalidades como las ocurridas en Arizona, que han dimensionado los peligros asociados al calor extremo asociado con el calentamiento global.
Un asunto global
Esta semana el World Weather Attribution concluyó que las olas de calor de este verano han producido nuevas marcas de calor en varias regiones del planeta al tomar mediciones de una semana. Es el primer estudio en observar tres olas de calor simultáneas en América, Europa y Asia.
"Estas olas de calor inusualmente fuertes se están volviendo más comunes", según refleja la investigación, que aún no ha sido revisada; sin embargo, el que al mismo tiempo en tres continentes se registren nuevas marcan de altas temperaturas llama la atención para los investigadores.
La investigación ha detectado que "el aumento de gases que atrapan el calor" impulsado por la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas natural ha empujado incluso una ola de calor sobre China.
A esto se suman los incendios que sólo en Canadá han calcinado unas 10 millones de hectáreas de bosques y han desplazado densas nubes de humo contaminante hacia amplias regiones del hemisferio norte.
Expertos han señado que el calor provocado por los incendios también acelera las previsiones sobre los efectos del calentamiento global, Naciones Unidas ha estimado que las perspectivas previstas sobre el fenómeno se han adelantado en al menos dos décadas.
Según el estudio 'Una atmósfera estancada, calentada por dióxido de carbono y otros gases' hizo que la ola de calor europea de la segunda semana de julio fuera unos 2,5 grados "más caliente"; igual aplica para el fenémeno en Estados Unidos y México "unos 2 grados más caliente".
La climatóloga española Mar Gómez comenta a la Voz de América que no queda duda que los fenómenos extremos de calor tienen alguna relación con las acciones humanas para el calentamiento global.
"La ola de calor que se ha vivido en China donde se han llegado a pasar de los 52 grados que es una temperatura récord hubiera sido prácticamente imposible sin el cambio climático y el caso de Europa y México hubiera sido casi imposible de no estar detrás el calentamiento global", opina Gómez.
A todo esto, Mar Gómez, que ha publicado un libro sobre los efectos del clima extremo en la salud titulado "Meteorosensibles" agrega que como consecuencia de las olas de calor entra otro factor adicional que afecta la rutina diaria y es el necesario tiempo de descanso.
A más calor, en zonas donde no hay sistemas de enfriamiento como aire acondicionado, la hora de dormir se vuelve un suplicio ante la demanda del cuerpo de conciliar el sueño en un ambiente fresco.
"El calor hace que descansemos peor, en España hemos llegado a registrar temperaturas récord en la última ola de calor que pasaban en la media noche o primeras horas de la mañana de los 30 grados, con esas temperaturas es imposible descansar y lo que hace el cerebro es que entra en un estado de sobreexcitación, no puede descansar, no puede recuperarse y el cuerpo no se regenera, por lo tanto estamos más cansados", opina la experta.
Las recomendaciones para afrontar las olas de calor que atraviesa en el hemisferio norte del planeta van desde permanecer en interiores o a la sombra durante las horas pico de sol, que ademas aumenta exponencialmente la temperatura, supervisar a las personas vulnerables, mantenerse hidratado y utilizar cremas protectoras para la radiación solar que también aumenta en verano.
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