María Corina Machado, una dirigente liberal de discurso tajante ante el chavismo, va ganando la primaria opositora para ser la candidata unitaria de la oposición en las presidenciales de 2024, donde espera medirse en urnas con Nicolás Maduro.
De 56 años, recién cumplidos el pasado 7 de octubre, Machado es ingeniero industrial, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas, y tiene una especialización en finanzas del Instituto de Estudios Superiores de Administración.
Divorciada y madre de tres hijos que viven fuera de Venezuela, fue la favorita en las encuestas desde la convocatoria del antichavismo a una primaria presidencial.
Machado se dio a conocer como activista en la asociación civil Súmate, promotora de derechos electorales, que el chavismo de principios de siglo atacó por presuntamente responder a intereses extranjeros. En esa posición, llegó a reunirse con el presidente estadounidense George W. Bush, lo que encolerizó al exmandatario Hugo Chávez.
Explica el sociólogo y doctor en procesos políticos contemporáneos, Juan Manuel Trak, que esos inicios de Machado fueron de “denuncia constante frente a las malas prácticas” del Consejo Nacional Electoral, dirigido entonces por el hoy presidente parlamentario, Jorge Rodríguez, luego por la exministra Tibisay Lucena.
Esa exposición “la catapultó” hasta su transición de la sociedad civil a la política, cuenta Trak. En 2010, fue la diputada más votada para la Asamblea Nacional.
En ese poder, protagonizó uno de sus momentos más memorables: se encaró con Hugo Chávez en el hemiciclo, en 2012, para reprocharle sus expropiaciones, “que es robar”, y por hablar de un país “muy distante” del que vivían los venezolanos.
“Radical” y crítica desde hace años
El politólogo Piero Trepiccione comenta a la Voz de América que Machado fue candidata en las primarias presidenciales opositoras de 2012, obteniendo “una figuración marginal”. Capriles Radonski ganó esa votación, pero perdió ante Chávez.
Desde entonces, su visión “extrema” y frontal en un contexto de polarización política “no fue bien recibida” por buena parte de la opinión pública, evalúa Trepiccione.
En marzo de 2014, el chavismo votó a favor de su destitución como diputada por presuntamente aceptar ser “representante alterna” de Panamá ante la OEA. Machado calificó el retiro de su inmunidad parlamentaria como inconstitucional.
Ese año, apoyó las protestas de calle contra el gobierno de Nicolás Maduro, que derivaron en enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad. Aquella estrategia, que contó con el liderazgo del exalcalde opositor Leopoldo López, se conoció como “La Salida”.
En 2015, el oficialismo la inhabilitó para ejercer cargos públicos por un año tras acusarla de “traición a la patria”. Este año, la Contraloría General reveló que Machado estaba inhabilitada por 15 años. La dirigente calificó esa medida como “basura, inútil”.
Desplazamiento de una oposición
Si bien no pudo ser candidata en las elecciones parlamentarias de 2015, ganadas por la oposición, la dirigente de Vente Venezuela ha secundado las acciones de esa Asamblea Nacional, como el desconocimiento de Maduro como jefe de Estado.
Apoyó inicialmente al gobierno interino de Juan Guaidó (2019) y defendió la incursión de agentes extranjeros para llevar ayuda humanitaria a Venezuela, pero luego criticó su burocratización y el desvío de su propósito de deponer a Maduro.
“Dentro de ese grupo de partidos políticos y líderes políticos que buscaban una salida fáctica, al poder teníamos a María Corina Machado, en el entendido que como el sistema era autoritario, cualquier salida es válida”, asegura Trak a la VOA.
Esas posturas son las que llevan a muchos a ubicarla dentro del sector “radical” de la oposición, acota. Su victoria en la primaria la animará a “tratar de desplazar a una oposición que está desprestigiada, con niveles altos de desafección política”, cree.
Liberal y resistente a negociar con Maduro
Machado es coordinadora nacional del partido Vente Venezuela. Se autodefine como liberal, mientras defiende las privatizaciones y la reducción económica del Estado.
El liberalismo que dice representar Machado es una corriente política que defiende la libertad social individual, la igualdad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado, así como promueve la iniciativa privada y el libre mercado en lo económico.
Si bien hay analistas que la consideran conservadora, Machado no ha fijado posiciones tajantes en meses recientes sobre los derechos del matrimomino igualitario, la eutanasia, o el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo respecto al aborto.
La candidata se ha mostrado resistente por años a las negociaciones con el chavismo, al que acusa de querer ganar tiempo y sobrevivir políticamente, en parte, gracias a esos diálogos.
Tras la firma de acuerdos de Barbados entre delegados del gobierno de Maduro y la opositora Plataforma Unitaria, que incluyen algunas garantías electorales de relevancia, como la aceptación de observación internacional para las presidenciales de 2024, dejó abierta la puerta a debatir sobre el alcance de esos pactos, en los que no participó.
Un plan de gobierno de gobernabilidad y orden
Machado propone centrar su plan en “la gobernabilidad democrática” para superar una institucionalidad que considera “en crisis”. Defiende una “alianza estratégica” energética con Estados Unidos, consciente de que la gente querrá “resultados inmediatos”.
Su idea es enrumbar a Venezuela por una “estabilización expansiva de la economía” con inversiones privadas; financiamiento de órganos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); transparencia en los datos de la macroeconomía y un programa de privatización “ordenada” de PDVSA.
La reestructuración de la deuda externa de Venezuela es otra de sus propuestas.
Otra de sus ideas políticas es “enterrar” todo rastro de socialismo en la vida pública y legal del país sudamericano.
El discurso de la candidata electa en la primaria de este domingo atenta contra los partidos políticos tradicionales, polarizando entre quienes han negociado con el gobierno nacional y quienes “están del lado del bien”, explica Trak, por su parte.
La define como “una líder populista que divide entre buenos y malos, y que no cree en intermediación de organizaciones políticas para la búsqueda del poder”.
Su estilo de liderazgo apunta hacia “el populismo, con una carga ideológica de derecha”, que abraza el libre mercado, sin regulaciones -o mínimas- y con privatizaciones, dice.
“La rival más prominente” del chavismo, según analistas
Machado ha sido descrita desde hace años por críticos y analistas como una dirigente con ascendencia en la clase media, no tanto en sectores populares.
“Ese fenómeno se revirtió y ha logrado amalgamar apoyo en amplios sectores de la población”, apunta Trepiccione, por su lado.
El analista interpreta la ola de ataques retóricos y hasta físicos en su contra en meses recientes por parte del oficialismo como una demostración de que el poder venezolano, con Maduro a la cabeza, la ve como “su rival más prominente”.
“La atención de la opinión pública se concentró en su figura y, en política, el fenómeno de la victimización es muy común, es decir, la gente termina alineándose con la persona que recibe el mayor cúmulo de ataques. La gente ha visto que María Corina Machado ha mostrado valentía en esta etapa de la polarización”, observa.
Al marcar distancias con el liderazgo político tradicional, Machado “ha logrado capitalizar” el rechazo popular hacia Maduro y el “amplio deseo de cambio” de la sociedad civil opositora, considera el politólogo, directivo del Centro Gumilla.
“Diciéndolo de manera folclórica, se han juntado el hambre con las ganas de comer” luego de la votación de este domingo, concluye Trepiccione.
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