María Morataya, una guatemalteca de unos 70 años, hace casi dos décadas que vive en el sur de la Florida. Nunca había visitado a un doctor en Estados Unidos porque no tenía seguro médico y no podía costearse uno privado. Pero hace unos meses, empezó a sentir unos dolores en un costado de su cuerpo. Descubrió que a pocas cuadras de su casa había una pequeña clínica y un doctor que pudo visitar por unos 20 dólares.
“Estoy muy agradecida al doctor porque fue el único que puso empeño en buscar cuál fue la molestia que tenía”, relata la mujer. El médico de ese lugar le realizó unos exámenes adicionales hasta que encontraron cuál era el origen de la dolencia: una piedra en el riñón.
Morataya cree que, de no ser por los recursos de esa clínica, su situación podría haber empeorado en cuestión de semanas ya que no habría podido ir a un hospital privado.
Según datos recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), se estima que 27,6 millones de estadounidenses no contaban con seguro médico en 2022, lo que representa un 8,4 % del total de la población.
El índice de asegurados ha disminuido en dos años, ya que en 2019 la tasa era del 10,3 % y 33,2 millones de personas en el país.
El informe también señala que los latinos son el mayor segmento de población sin seguro médico. “Más de 1 de cada 4 latinos adultos de entre 18 y 64 años carecían de seguro médico, un porcentaje mayor que los afroestadounidenses no hispanos (13,3 %), los adultos blancos no hispanos (7,4 %) y los asiáticos adultos no hispanos”, reza el informe.
Ante este escenario, la mexicana Yéssica González decidió poner en marcha este proyecto pionero para ayudar a las comunidades más vulnerables, como los hispanos, que suelen trabajar en economías informales e inestables y, en muchas ocasiones, ni siquiera tienen acceso a un seguro médico porque su empleador no se lo brinda.
Así que hace unos meses fundó la compañía DrGoodPrice. Su alcance todavía es limitado, debido a que por ahora solo cuenta con una ubicación en el barrio de la Pequeña Habana en la ciudad de Miami, Florida, pero admite que su intención es abrir más clínicas como esta para que el cuidado de la salud esté al alcance de todos.
“Esta es una prueba piloto. Llevamos algunos meses y hemos perfeccionado algunas cosas. Pero la idea es crecer y tener muchas más ubicaciones y servicios”, comenta la mujer en declaraciones a la Voz de América.
González ha estado trabajando en los últimos 15 años en un concepto parecido en su México natal y cuando se mudó al sur de la Florida se dio cuenta de “que había una oportunidad para poder desempeñarlo aquí”. “Surge también por el deseo real y genuino de poder ayudar a la comunidad de Miami y dar acceso a la salud a la gente que más lo necesita”, agrega recordando que “aquí es muy complicado tenerlo (el seguro médico)”.
Aquí se ofrecen “servicios médicos de atención primaria” que incluyen “consultas, diagnósticos y prescripciones”. Esta iniciativa no depende directamente de los seguros médicos, de manera que, según ella, pueden dar servicios mucho más baratos.
Los análisis de sangre y de orina cuestan unos 10 dólares y un electrocardiograma, 20 dólares.
Eso ha hecho que, al igual que María, muchos otros residentes del sur de Florida realizan su primera visita médica en muchos años. “He tenido un paciente que hacía 30 años que tenía una afección y nunca había visto un doctor. Gracias a esta accesibilidad que nosotros tenemos hoy, este paciente ha sido atendido”, decía Amlenis Perea, una médico que trabaja en una de las consultas.
Otra razón por la que pueden ofrecer un servicio a bajo costo es que todos los medicamentos que se administran son genéricos, es decir, que están elaborados por una compañía farmacéutica, pero no están bajo una marca comercial, lo que abarata muchísimo el precio.
“A lo mejor unas 30 tabletas de una marca de medicamento te cuesta 100 dólares y el genérico, solo 8 dólares. Por eso, es una buena alternativa para los que no tienen seguro y no pueden costearse los altos precios de los medicamentos”, subraya Leyani Santos, una de las farmacéuticas que trabaja en la clínica.
La clínica también pretende dar servicio a los inmigrantes indocumentados del sur del estado. Yéssica Gónzalez, la fundadora y gerente de DrGoodPrice, recuerda que aquí no es necesario ni una identificación para tomar prestados los servicios médicos. Además, recalca que tampoco tienen que reportar a las autoridades estatales sobre el número de indocumentados que atienden porque “no recibimos fondos públicos” y “no trabajamos con seguros”.
La polémica surgió hace unos meses cuando el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, firmó la ley SB-1718 que obligaba a los proveedores de salud a informar regularmente sobre el número de pacientes sin papeles que atendían.