Los habitantes del kibutz Be’eri, una localidad agrícola del sur de Israel en la que vivían 1.200 personas, intentan mantener su estilo de vida, pero ahora lejos de su hogar, pues desde el pasado 7 de octubre, cuando fue destruida por el ataque de las brigadas Al Qasam de Hamás, han tenido que huir. Hoy permanecen alojados en el que, por ahora, se convirtió en su casa: el hotel David Dead Sea, en Ein Bokek, en el Mar Muerto.
Hasta allí llegaron con apenas lo puesto, pero con el espíritu del kibutz intacto.
Be’eri se encuentra vacío. Vivió una de las masacres más terribles perpetradas por Hamás, en la que 85 personas fueron asesinadas y 30 secuestradas, las casas fueron quemadas o destruidas por disparos de artillería.
Los sobrevivientes tuvieron que huir y la mayoría se encuentra en el hotel, desde hace casi un mes. Los combates entre tropas israelíes y milicianos de Hamás duraron más de veinte horas.
Un kibutz es básicamente una comuna y así funciona actualmente el hotel en el que han sido albergados más de 900 residentes de esta comunidad, quienes siguen respondiendo a la misma estructura de dirección y así se han organizado provisionalmente.
En el hotel funciona un centro para distribuir los artículos de primera necesidad, donados por gente de todo el país. También hay una guardería para los más pequeños, una consulta de psicología y terapias diversas para superar el estrés vivido durante este último mes.
Cuando eres una comunidad, puedes reconstruirla. Somos fuertes y estamos unidos”Alon Pauker, director del kibutz Be’eri
“Cuando eres una comunidad, puedes reconstruirla. Somos fuertes y estamos unidos”, cuenta Alon Pauker, director del kibutz Be’eri. “Bajo esta situación excepcional, tenemos tratamientos para la salud mental, realizamos actividades culturales, hemos comenzado a reconstruir nuestro sistema educativo; mientras esperamos una solución permanente”, añade.
Por su parte, Shachar May, portavoz de Israel Aid, institución que está prestando ayuda psicológica a los evacuados de Be’eri, dijo a la Voz de América que se está brindando apoyo psicosocial y de salud mental.
Eso se traduce en “espacios amigables para niños y padres… Y también brindamos apoyo con estructuras educativas temporales. Se trata de jardines de infancia temporales, escuelas temporales que ayudan a los niños, a los padres y a las familias desplazadas a tener algún sentido de rutina”.
Para May, en cualquier emergencia, “tener una comunidad es una gran ventaja”.
“No sabemos nada de mis padres”
En la entrada del hotel David Dead Sea, hay una especie de altar con las fotos de los 30 miembros del kibutz Be’eri que aún permanecen retenidos por Hamás en Gaza. Junto a las imágenes, hay velas y flores. Muchos se detienen y se quedan en silencio mirando a los suyos, pues en una comunidad tan pequeña los que no son familia, son amigos.
Entre las fotos están la de los padres de Julie Ben Ami. Esta joven, de 27 años, narró a la VOA cómo supo que sus padres habían sido secuestrados por Hamás. El 7 de octubre, alrededor de las 10 am, recibió el último mensaje de sus padres, diciendo que estaban escondidos en el búnker de la casa, pero que los “terroristas de Hamás” estaban intentando entrar.
No supo nada más hasta que las Brigadas al Qasam difundieron en su canal de Telegram un vídeo en el que se ve a su padre dentro de Gaza, con los dos milicianos que se lo llevaron.
“ Y de mi mamá no supimos nada hasta una semana después, cuando alguien subió al Facebook una foto de mi mamá en su pijama, sin zapatos, con cinco o seis terroristas alrededor”, explica en un buen español aprendido de su novio mexicano.
Desde el 7 de octubre, Julie no ha tenido más noticias de sus padres y sueña con reencontrarse con ellos lo antes posible, aunque reconoce que cada día es más difícil mantenerse positiva sobre ese momento.
“Quiero pensar que están juntos, cuidando el uno del otro y apoyándose, y que están lo suficientemente fuertes mentalmente para soportar el cautiverio”, cuenta emocionada.
Según el Ministerio de Salud dirigido por Hamás, más de 9.000 palestinos han muerto durante la guerra, entre ellas 3.760 niños, y más de 32.000 personas han resultado heridas. En el lado israelí, han fallecido más de 1.400 personas, en su mayoría durante el asalto de Hamás el 7 de octubre, que provocó la guerra. Unas 240 personas fueron capturadas por los insurgentes en el sur de Israel y llevadas a Gaza como rehenes. Diecisiete soldados israelíes han muerto en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre.
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