Un tribunal ruso condenó el jueves a siete años de prisión a una artista que cambió las etiquetas de los precios de las tiendas de comestibles por pegatinas pacifistas. Esta es la más reciente embestida contra la disidencia en el país, que afronta una intensa reacción internacional por mantener la invasión a Ucrania.
En abril de 2022, más de un mes después de que empezara la guerra entre Rusia y Ucrania, Sasha Skochilenko fue detenida por la policía en San Petersburgo, acusada de difundir información falsa con su arte de protesta.
“El ejército ruso bombardeó una escuela de artes en Mariupol. Unas 400 personas se escondían allí para protegerse del bombardeo”, había escrito en ruso en un pequeño cartel. “Se están enviando reclutas rusos a Ucrania. Las vidas de nuestros niños son el precio de esta guerra”, se leía en otro.
Un comprador del supermercado alertó a las autoridades locales, que rápidamente arrestaron a Skochilenko.
Su arresto se produjo cerca de un mes después de que se promulgara una ley que prohibía las manifestaciones públicas contra la guerra.
Skochilenko, de 33 años, no es la única pacifista castigada por las autoridades. La legislación se ha aplicado contra una amplia gama de disidentes, desde políticos de la oposición y activistas de derechos humanos hasta rusos comunes y corrientes.
Unos 19.834 rusos fueron arrestados por sus creencias políticas desde la invasión a Ucrania, el 24 de febrero de 2022, hasta octubre de 2023, según OVD-Info, un grupo de derechos humanos que monitorea los arrestos políticos.
Skochilenko no niega haber cambiado las etiquetas de los precios por mensajes contra la guerra, pero rechaza la acusación de que, a sabiendas, intentó engañar al público.
Su objetivo no era denunciar a los militares, dijo a Associated Press la semana pasada Yana Nepovinnova, su abogada, sino apelar para que se pusiera fin a los combates.
"Ella es una persona muy empática y amante de la paz", dijo Nepovinnova. "Para ella, en general, la palabra 'guerra' es la cosa más terrible imaginable, al igual que el sufrimiento de la gente", añadió.
Mediazona, un medio de comunicación independiente ruso, informó que Skochilenko calificó el caso en su contra como “extraño y ridículo” al dar su declaración final ante el tribunal el jueves.
Sus propios carceleros, dijo, están tan desconcertados por el cargo en su contra que “abren mucho los ojos y exclaman: ‘¿Es esto realmente por lo que están encarcelando a la gente ahora?'”.
Un investigador que trabajaba con la fiscalía renunció, según la abogada, aparentemente diciéndole a uno de sus colegas que él “no se unió al Comité de Investigación para trabajar en casos como el de Sasha Skochilenko”.
"Todo el mundo ve y sabe que no se trata de una terrorista a quien se está juzgando", dijo Skochilenko al juez el jueves. “No estás juzgando a un extremista. Tampoco estás juzgando a un activista político. Estás yendo contra un pacifista”.
Según publicó Mediazona, la sala del tribunal estaba llena de partidarios de Skochilenko, quienes la aplaudieron mientras hablaba y corearon su nombre en el pasillo después de que se dictó el veredicto.
Durante más de un año y medio, Skochilenko había estado en prisión preventiva, lidiando con diversas condiciones de salud, incluidos problemas cardíacos, trastorno bipolar y enfermedad celíaca, dijeron sus abogados.
"Existe un gran temor de que Sasha acabe sin ayuda médica", dijo Sofía Subbotina, su pareja, reflexionando sobre la posibilidad de que Skochilenko pueda cumplir su condena en una remota cárcel, lejos de los médicos.
[Parte de la información para este informe procede de AP]
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