El encuentro entre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro y de Guyana, Irfaan Ali, buscará bajar las tensiones que se han incrementado en días recientes por el territorio Esequibo, que ambos países consideran suyo, coinciden especialistas.
Los mandatarios confirmaron que asistirán el jueves, en San Vicente y las Granadinas, a una reunión de “alto nivel” impulsada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), la Comunidad del Caribe (CARICOM) y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva.
Maduro dijo esperar el lunes que la iniciativa se convierta “en un punto de partida hacia el retorno de las negociaciones directas entre ambos países”, según escribió en una carta enviada al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, también presidente pro tempore de la CELAC.
Sin embargo, horas antes, el mandatario guyanés advirtió que el diferendo limítrofe “no está en discusión”, argumentando que el litigio se encuentra en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), instancia cuya jurisdicción para resolver el diferendo no es reconocida por el Estado venezolano, posición ratificada en un referendo consultivo celebrado el 3 de diciembre.
A juicio del diplomático y analista internacional, Edmundo González, el encuentro busca "bajar el tono a las tensiones y provocar normalidad dentro de lo que cabe".
“El presidente de Guyana ha sido claro en que va al encuentro y que el tema de la controversia territorial no va a ser parte de la conversación. Yo presumo que, por el lado de Venezuela, Maduro va a insistir en los resultados de la consulta y considerar que tiene un mandato para avanzar en el tema”, dice consultado por la VOA.
González considera que los recientes anuncios de gobierno venezolano que implican, entre otras acciones, el avance en el Parlamento de una ley para crear un estado en el territorio en disputa, la designación de una autoridad única y una zona militar, son “ejercicios retóricos” que no crean un “ambiente favorable”.
La histórica controversia por el Esequibo, territorio de unos 160.000 kilómetros cuadrados rico en recursos naturales, se agudizó en meses recientes, luego de que el gobierno guyanés llevó a cabo licitaciones petroleras en áreas pendientes de delimitación.
Mariano de Alba, especialista en derecho internacional y diplomacia, coincide en que la reunión podría ser una “buena oportunidad” para bajar las tensiones, pero afirma que no luce muy probable un regreso a las negociaciones.
De Alba subraya que el escenario de reiniciar negociaciones sería el “ideal” para Venezuela que defiende el Acuerdo de Ginebra de 1966, que prevé la resolución amistosa y “en forma que resulte aceptable para ambas partes”, como el mecanismo para resolver la controversia territorial.
Guyana, por su parte, insiste en la validez del Laudo Arbitral de París de 1899 que el Estado venezolano califica de “nulo e írrito”.
“Ahora bien, nada impide que Guyana y Venezuela acuerden retomar algún tipo de conversaciones mientras el proceso ante la Corte Internacional de Justicia sigue su curso, teniendo en cuenta además que la Corte difícilmente dictaría su decisión final en al menos dos años”, opinó de Alba en su cuenta en X.
Venezuela objeta la jurisdicción de la CIJ para examinar la disputa fronteriza y decidir sobre la validez del Laudo Arbitral que cedió el territorio a Gran Bretaña, que en ese entonces mantenía a Guyana como colonia.
Para Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPYG) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), debe prevalecer la “cautela”, debido a que la posición del gobierno venezolano pareciera ser “irreconciliable” con Guyana que, a su vez, ha manifestado que no tiene nada que discutir en relación al Esequibo.
“Hay cosas que podemos hacer y que el derecho internacional nos permite, como las actuaciones que el gobierno llevaba a cabo ante la CIJ. Otra cosa es decir que se desconoce a la corte y a sus decisiones y decir que vamos a ejercer soberanía por otros medios, creo que aquí es donde empiezan los problemas para el gobierno y eso explica este intento de negociación con Guyana”, dice.
Manuel Rojas, profesor de derecho constitucional de la Universidad Central de Venezuela (UCV) subraya que se debe celebrar el diálogo, siempre y cuando lleve “al respeto de la soberanía”.
“ ¿Qué esperar?, que se respete la situación, el Acuerdo de Ginebra, que Guyana entienda que no puede seguir menoscabando territorio venezolano. Lo conveniente y lo que esperamos es que de esa reunión salga respeto a todas las partes, pero especialmente al territorio venezolano”, dijo.
Política interna
Alarcón considera que elevar el conflicto con Guyana guarda relación con temas políticos internos, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, y busca generar una “teoría de conspiración” que, de alguna manera, vincula el conflicto con las posiciones de actores políticos de oposición.
“Que digan que los actores que se oponen al gobierno están vinculados con los intereses de Guyana y con los intereses de empresas que ejercen sus actividades económicas en Guyana (…) que la candidatura de María Corina Machado tiene vinculación con Guyana, es una teoría de conspiración absurda, pero permite iniciar procesos de persecución”, estima.
De Alba coincide en que ambos países aprovechan la coyuntura desde el punto de vista político, en el caso de Guyana, para fortalecer sus alianzas militares con países como EEUU y también ante las elecciones que serán celebradas pronto en ese país.
“Creo que en el corto y mediano plazo la intención es que el tema se mantenga en el tapete, porque es de utilidad política, pero sin llegar a un conflicto armado y esta es una opinión que comparten las principales cancillerías que están involucradas en esto”, dijo a la VOA.
[Con información de Álvaro Algarra y Adriana Nuñez Rabascall, periodistas de VOA en Caracas]
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