Las calles principales de Acapulco ya no tienen montones de basura acumuladas a los lados. Han regresado algunos turistas y empiezan a ofertarse habitaciones en algunos hoteles que tienen parte de sus instalaciones ya reconstruidas.
Pero dos meses después de que el huracán Otis impactara en el turístico enclave del pacífico mexicano y devastara la ciudad matando a 52 personas, la recuperación del turístico puerto todavía es incipiente.
La inseguridad persiste pese al enorme despliegue de militares y la búsqueda de los desaparecidos por el huracán no avanza.
José Luis Torres Parra, un mexicano procedente del fronterizo estado de Sonora, decidió pasar el fin de año en Acapulco con su familia, según dijo, en solidaridad con sus habitantes ya que lo considera uno de los puertos más hermosos del mundo.
Aunque muchas de las instalaciones hoteleras siguen destruidas y todos coinciden que queda mucho por hacer para que Acapulco recupere la vida de antes del huracán de categoría 5, Torres Parra no es el único optimista. Gerardo Pérez Pacheco, un mexicano afincado en Portland, Oregón, llegó al puerto desde Estados Unidos para pasar unos días y se mostró satisfecho porque muchas zonas ya se veían limpias y acogedoras.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que el miércoles ofreció su conferencia matutina diaria en la ciudad costera junto a todo su gabinete, dijo que la actividad turística estará recuperada en unos tres meses y que el apoyo a las 250.000 familias damnificadas avanza. Unas docenas de vecinos no pensaban lo mismo y se manifestaron para exigir más apoyos.
“Sin duda, en marzo, al cien”, afirmó el mandatario. “Están mejor las casas de la mayoría de gente de Acapulco que como estaban antes del huracán”, agregó.
El avance en la recogida de basura es notorio pero siguen toneladas esparcidas en los barrios de los cerros y la periferia. Además, continúan los problemas de abastecimiento de agua, aunque algunos de ellos datan de antes del ciclón.
Según el gobierno federal, para esta temporada navideña ya hay disponibles más de 4.000 habitaciones de las 20.000 que tiene el puerto. Pero según datos de esta misma semana ofrecidos por el gobierno de Guerrero, realmente habilitadas hay menos de 3.000.
El 80 % de la infraestructura turística y el 95 % de los comercios quedaron dañados por Otis, un huracán cuya fuerza se multiplicó en cuestión de horas y dejó los altos hoteles de la franja costera en su esqueleto, con las paredes y ventanas arrancadas.
El gobierno afirmó que se mantienen desplegados 24.000 militares en la zona y que avanza en el plan para habilitar campamentos de la Guardia Nacional que controlarán de facto el puerto. Sin embargo, cuando un periodista cuestionó al presidente sobre reciente acciones del crimen organizado en la zona costera o de la continuación de los homicidios en esta ciudad de gran actividad del crimen organizado desde hace años, López Obrador solo dijo que “va a haber mucha seguridad”.
Otro de los grandes pendientes es la búsqueda de la treintena de personas que siguen desaparecidas, 24 de elleas en el mar.
El secretario de Marina, Rafael Ojeda, informó el miércoles que, además de embarcaciones y buzos, se están utilizando en las labores de búsqueda tres drones submarinos y una ecosonda. De las 15 embarcaciones que, según la Marina, tenían “personas a bordo” se han localizado once, que siguen hundidas. Otras cuatro no se sabe dónde están.
A mediados de noviembre, se habían recuperado 67 embarcaciones menores de las casi 500 mayores de 40 pies pendientes de reflotar. Un mes después, solo se habían recuperado 20 más, según los datos ofrecidos por Ojeda.
Pero el malestar de las familias es alto porque a pesar de que ya tienen una reunión semanal con las autoridades y de que las búsquedas continúan, ésas son lentas, abundan los datos contradictorios y escasea la información clara.
“Pareciera que las cosas nos las dicen a medias... Hay muchas cosas ocultas”, denunció Enrique Andrade, hermano de una joven sobrecargo desaparecida desde la noche del huracán en un yate llamado Litos. En lugar de información precisa y clara, " nos están tratando como si fuéramos unos niños”, agregó.
Un ejemplo es que Ojeda, en la conferencia de prensa, daba a entender que solo quedaban ocho personas desaparecidas en el mar pero luego en un comunicado, la Marina informó que se trataba de 24.
Andrade ofrece más ejemplos. Asegura que todos los familiares, él incluido, creyeron que al ir a fiscalía a que les tomaran pruebas de ADN quedaba abierta la investigación de cada caso y no siempre fue así. También denunció que no les permiten ver objetos personales que van encontrando y que solo se los muestran en fotos.
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