El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo este viernes que ordenó al ejército que prepare un plan para evacuar a los civiles de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, antes de una prevista invasión israelí a esa ciudad densamente poblada.
Netanyahu hizo el anuncio a pesar de fuertes críticas internacionales, incluso de Estados Unidos, a las intenciones israelíes de trasladar fuerzas terrestres a la ciudad, fronteriza con Egipto.
Antes de la guerra, Rafah tenía una población de aproximadamente 280.000 habitantes y, según Naciones Unidas, ahora alberga a alrededor de 1,4 millones de personas más, que viven con familiares, en refugios o en extensos campamentos de tiendas de campaña después de huir de los combates en otros lugares de Gaza.
Israel afirma que Rafah es el último bastión de Hamás que queda en Gaza después de más de cuatro meses de guerra.
“Es imposible lograr el objetivo de la guerra de eliminar a Hamás dejando cuatro batallones de Hamás en Rafah”, dijo la oficina de Netanyahu. “Por el contrario, está claro que la intensa actividad en Rafah requiere que los civiles evacuen las zonas de combate”.
La oficina informó que ordenó al ejército y a las autoridades de seguridad que elaboraran un “plan combinado” que incluye tanto una evacuación masiva de civiles como la destrucción de las fuerzas de Hamás en la ciudad.
El presidente Joe Biden dijo el jueves que la conducta de Israel en la guerra es “exagerada”, la crítica más dura de Estados Unidos hasta el momento a su aliado. El Departamento de Estado advirtió que una invasión de Rafah en las circunstancias actuales “sería un desastre”.
La operación será un desafío en muchos niveles. Aún no está claro adónde pueden ir los civiles. La ofensiva israelí ha causado una destrucción generalizada, especialmente en el norte de Gaza, y cientos de miles de personas no tienen hogares a los que regresar.
Además, Egipto ha advertido que cualquier cruce de palestinos hacia su territorio amenazaría su tratado de paz de cuatro décadas con Israel. El paso fronterizo entre Gaza y Egipto, que está prácticamente cerrado, sirve como principal punto de entrada para la ayuda humanitaria.
Israel ya ha comenzado a atacar Rafah desde el aire. Los bombardeos aéreos durante la noche y este viernes alcanzaron dos edificios residenciales, mientras que otros dos sitios fueron bombardeados en el centro de Gaza, incluido uno que dañó una guardería convertida en refugio para palestinos desplazados.
Veintidós personas murieron, según periodistas de AP que vieron los cuerpos llegar a los hospitales.
Israel declaró la guerra después de que miles de milicianos de Hamás atacaron el sur de su territorio el 7 de octubre, mataron a 1.200 personas y tomaron como rehenes a otras 250. Una ofensiva aérea y terrestre israelí ha matado a unos 28.000 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y menores, según autoridades palestinas.
Un 80 % de los 2,3 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados y el territorio se ha hundido en una crisis humanitaria con escasez de alimentos y servicios médicos.
Netanyahu rechaza las críticas internacionales sobre el número de muertos civiles, diciendo que Hamás es responsable de ponerlos en peligro al operar y esconderse en zonas habitadas. Pero esas críticas han aumentado en los últimos días a medida que Israel ha prometido incursionar en Rafah.
Fricción creciente
Los comentarios de altos funcionarios estadounidenses sobre Rafah han señalado una creciente fricción con Netanyahu después de una visita a la región del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Blinken, que ha estado trabajando con Egipto y Qatar para intentar mediar en un alto el fuego entre Israel y Hamás, abandonó la región el jueves sin un acuerdo, aunque dijo que creía que todavía era posible llegar a un pacto que incluiría una pausa prolongada en los combates a cambio de la liberación de muchos de los más de 100 rehenes retenidos por Hamás.
Vedant Patel, portavoz del Departamento de Estado, dijo el jueves que seguir adelante con una ofensiva de este tipo “sin planificación y poca reflexión en una zona donde hay refugio para un millón de personas sería un desastre”.
John Kirby, portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, declaró que una ofensiva terrestre israelí en Rafah “no es algo que apoyaríamos”.
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