La casa de los López se inundaba cada vez más con el agua del mar a medida que el Golfo de México aumentaba su nivel y las tormentas invernales empeoraban.
Cristina López y su familia decidieron irse tras una fuerte tormenta en noviembre, sabiendo que el océano acabaría devorando su casa en el pueblo pesquero de El Bosque.
“Ya no había más lugar para dónde reubicarse. Aquí mismo en la colonia, ya no había dónde”, dijo López, que ahora vive a unos 20 minutos de distancia en auto.
El aumento del nivel del mar y las tormentas cada vez más feroces, ambos impulsados por el cambio climático, erosionan miles de kilómetros de las costas de México que se extienden hacia el golfo y el océano Pacífico. En todo el país, de unos 130 millones de habitantes, la sequía agota los embalses y provoca una grave escasez de agua. El mortífero calor agobia a las personas y las cosechas. La envejecida infraestructura lucha por mantenerse al día.
Pero no hay que esperar que la candidata presidencial puntera, Claudia Sheinbaum, física y doctora en Ingeniería Energética, además de coautora del informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, galardonado con el Premio Nobel en 2007, haga del clima una parte central de su campaña hacia la elección del 2 de junio.
Esto se debe a que, al tiempo que muchos países se alejan del consumo de combustibles fósiles como el petróleo y el gas, que provocan el cambio climático, el presidente Andrés Manuel López Obrador, uno de los mandatarios mexicanos más populares en varias generaciones, ha llevado a su país en la dirección opuesta.
Sheinbaum es vista frecuentemente como discípula de López Obrador, a quien la ley le impide permanecer en el poder por más de un sexenio. Como presidente, ha inyectado miles de millones de dólares a Pemex, la endeudada empresa petrolera estatal mexicana, y ha promovido una renovación del sector energético del país que ha impulsado la producción de combustibles fósiles y obstaculizado la inversión en proyectos de energías renovables.
Esto ha hecho que Sheinbaum, que hasta junio pasado fungió como jefa de gobierno de Ciudad de México, se haya mantenido prácticamente en silencio sobre el calentamiento global en México, el undécimo mayor productor de petróleo en el mundo.
Al parecer, su silencio se debe al dilema que enfrentan muchos mandatarios frente al cambio climático: ¿Debe sacrificar las necesidades políticas y económicas inmediatas para hacer frente a los cambios a largo plazo que se necesitan para la supervivencia humana?
Sheinbaum dijo a The Associated Press que cree en la ciencia, la tecnología y las energías renovables, pero también dijo que, si gana, seguirá aumentando la generación de electricidad por parte de empresas propiedad del Estado, que suelen operar las centrales con petróleo y carbón.
Su principal oponente, Xóchitl Gálvez, exsenadora de oposición, dijo que, si resulta elegida, promoverá la inversión privada en el sector energético. La empresaria prometió cerrar permanentemente refinerías en los estados de Nuevo León y Tamaulipas en los primeros seis meses de su presidencia, y propuso transformar la empresa estatal de petróleo y gas en una que también pueda producir electricidad usando fuentes renovables como la energía geotérmica.
Quienquiera que gane, será la primera mujer que gobierne México.
Escasez de agua
Conforme se acerca la elección, una creciente crisis hídrica hace cada vez más difícil que Sheinbaum y su principal oponente ignoren las amenazas climáticas de México.
Ciudad de México, una urbe de crecimiento descontrolado, obtiene su agua de mantos acuíferos subterráneos sobreexplotados y de una vasta red de canales, presas y embalses que, en conjunto, se denominan Sistema Cutzamala. La sequía persistente, intensificada por el cambio climático y el fenómeno de El Niño ha llevado al sistema a niveles históricamente bajos.
Los barrios no conectados al sistema sufren las altas temperaturas y los retrasos en el reparto de agua mediante camiones cisterna. Las lavanderías se han quedado sin agua por semanas y la escasez incluso ha afectado a restaurantes y negocios en barrios acomodados como Polanco, conocido como “el Beverly Hills mexicano”.
En Xochimilco, al sur de la ciudad, a Ana Maria Sandoval le preocupa cuánto pueden empeorar los cortes de agua y lo que habrá de enfrentar algún día su nieto de 10 años debido al cambio climático.
Pero tiene cierta esperanza en Sheinbaum, que pertenece al partido Morena de López Obrador.
“Yo pienso que ella sí va a hacer algo y esperemos que ella sí nos cumpla”, dijo Sandoval. “Voy a votar por ella a ver si en verdad sí nos cumple y nos ayuda aunque sea para almacenar el agua de la lluvia”.
La agenda de combustibles fósiles de López Obrador
En el gobierno de López Obrador, México ha dado prioridad a la producción de combustibles fósiles en su búsqueda por nacionalizar la generación de energía en un país que aún depende en gran medida de las importaciones de combustible. El ejemplo de esto es su obra insignia, la refinería Olmeca, que aún no está en operación, y se ubica a apenas 80 kilómetros del casi desaparecido pueblo de El Bosque en Tabasco.
El gobierno de López Obrador también adquirió una refinería en Texas y aprobó leyes, parte de las cuales fueron declaradas inconstitucionales por la Suprema Corte mexicana, en las que se limitaba la cantidad de electricidad que podrían vender las empresas privadas de gas y energías renovables. La política habría favorecido a la estatal Comisión Federal de Electricidad por encima de las empresas privadas.
Cuando se le pregunta sobre los logros ambientales de su gobierno, López Obrador señala las hidroeléctricas que ha sido renovadas, su cuestionado programa de reforestación y un proyecto de energía solar en el estado de Sonora, entre otras cosas.
El año pasado, en una cumbre climática en la Casa Blanca, López Obrador destacó los esfuerzos de su gobierno para hacer frente al cambio climático, diciendo ante líderes mundiales que “sin duda, el año próximo estaremos cumpliendo el compromiso de producir más energías limpias y renovables en nuestro país”.
Sin embargo, científicos de Climate Action Tracker, un grupo que analiza las promesas de las naciones de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, han criticado el retroceso de México respecto a sus ya modestos objetivos climáticos, degradando su calificación en 2021 y 2022 a “críticamente insuficiente”, que es el nivel más bajo.
La campaña de Sheinbaum
Sheinbaum ha dicho que apoya el objetivo del presidente de mantener el 54 % de la generación de electricidad de México bajo el control del Estado, una visión que, de hecho, deja a un lado una mayor producción de energías renovables en favor del uso de combustibles menos limpios.
Pero también hay algunos indicios de que Sheinbaum podría asumir un enfoque más impulsado por la ciencia que su predecesor. Muchas personas, en busca de pistas, señalan su desempeño como jefa de gobierno de Ciudad de México durante la pandemia del coronavirus.
Como jefa de gobierno, Sheinbaum hizo énfasis en el uso de mascarillas, la realización de pruebas y la vacunación, mientras que López Obrador frecuentemente minimizó los peligros del virus que azotó México.
Décadas antes, Sheinbaum trabajó en el desarrollo de planes para medir la contaminación del aire en Ciudad de México. Como jefa de gobierno, impulsó la electromovilidad en la ciudad y la infraestructura para el uso de bicicletas, además de inaugurar un enorme parque de energía solar en la techumbre de la Central de Abasto, un importante mercado al por mayor.
En cuanto al agua, Sheinbaum ha dicho repetidamente que México necesita un plan a 30 años, una idea que ha reiterado en su campaña. Recientemente, expuso un plan en el que, dijo, su gobierno dará prioridad a una mejor medición del uso de agua en México en diferentes sectores, especialmente la agricultura, que utiliza la gran mayoría del agua del país. Pero el plan ofrece pocos detalles sobre cómo lo haría su gobierno.
En Iztapalapa, una alcaldía de Ciudad de México con casi 2 millones de habitantes, Juana Acosta y José Luis Pérez recientemente esperaron 15 días, una semana más de lo usual, para el reparto de agua.
Para los residentes de esta alcaldía, pobre y densamente poblada, los problemas del agua no son nuevos, pero residentes como Acosta afirman que las cosas están empeorando. Se ha quejado de esperas más largas y un racionamiento más estricto, debidos en gran medida a la escasez y a una mayor demanda.
“Antes no nos dejaban así, con mucho tiempo sin agua”, sostuvo Acosta.
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