La venezolana Ariana Sáez tuvo la idea de crear su propia línea de productos para el cabello dirigida a niños cuando buscaba alternativas de champús naturales para sus hijas. Así nació la marca Hippi, un emprendimiento que creó junto a su esposo y que actualmente ofrece en el mercado dos productos: un champú y un gel de baño.
“Nosotros vivimos en España y cuando llegamos a Venezuela, después de que nació mi primera hija, yo empecé a buscar una opción más natural para usar con mi hija, ya tenía conocimiento de los beneficios de los productos naturales y cómo nos afectan tantos químicos que consumimos desde que nacen los bebés. Entonces, yo quería evitar sobre todo la parte de químicos. Empiezo a buscar en Caracas y no encuentro una alternativa. Al verme en esta necesidad, de tener que importar hasta el champú que consumía mi hija, le digo un día a mi esposo: ¿Qué te parece si hacemos algo nosotros? Así surgió la idea”, recuerda Sáez en entrevista para la Voz de América.
Un producto 100 % venezolano
A diferencia de otros productos en el mercado nacional, la venezolana cuenta que su marca Hippi es una línea natural, ya que no tiene materia prima que provenga de animales. No obstante, aclara que sus productos no son artesanales, están industrializados gracias a que ella y su esposo visitaron muchos fabricantes ofreciendo la idea cuando la marca aún era un proyecto.
Pese a ser productos industrializados, Sáez recalca que estuvo involucrada en todo el proceso de preparación de la línea Hippi y de los envases que se utilizan. “Le expliqué a las farmacéuticas encargadas de la formulación de Hippi lo que yo quería y ellas me fueron dando muestras y pruebas, lo que hacíamos era probar y testear los productos, leer los ingredientes, ver qué sí, qué no”, detalló.
Para Sáez, el punto más importante en la elaboración del producto era que todos sus componentes debían ser naturales y hechos en Venezuela. Sin embargo, recuerda que durante las pruebas se topó con el obstáculo de que no había conservantes naturales nacionales, por lo que tuvieron que traerlos desde Alemania.
Otro aspecto en el que también tuvieron todo que ver fue con el diseño del logo de Hippi, creado por ella y por su esposo, y luego idearon las etiquetas con la ayuda de diseñadores. “Los envases, igual, probamos varios envases hasta que finalmente llegamos a este que se asemeja más a lo que yo quiero. No es el ideal para mí. Nuestra idea es cambiarlos a unos envases ecológicos, pero no se encuentran en el país. Tenemos que traerlos importados y nosotros usamos todo hecho en Venezuela”, acota.
El reto de emprender
El inicio de Hippi, como en el caso de muchos emprendimientos, no fue fácil. Aunque el producto comenzó a venderse en la cadena de farmacias más importante del país, que tiene más de 170 tiendas, las ventas eran bajas. La venezolana confiesa que un momento pensaron en abandonar la idea, pero la constancia fue lo que posteriormente los volvió exitosos. Al punto de que el champú, que en principio fue dirigido a niños, ahora lo usan más los adultos.
Pese a esto, Sáez recalca lo retador que es emprender en la actualidad, más aún si la persona siempre ha sido empleado, como era su caso hasta ese entonces. “El camino del emprendimiento es casi todos bajos y unos pequeños altos. Es un camino muy largo, muy extenso y complicado. Es un camino, no es una carrera de los 100 metros, sino un maratón. Y bueno, lo logramos. Lo logramos por lo menos hasta ahora. Logramos salir al mercado, logramos tener todos nuestros permisos, hacer todo lo que se debía hacer para que Hippi hoy en día esté en el mercado”, expresa.
Más allá del apoyo y la dedicación que ha contado para la creación de su línea de champú, Ariana Sáez dice que parte fundamental del éxito de la marca viene del apoyo de su familia. Principalmente, porque la idea del proyecto se le ocurrió luego de convertirse en madre. “Al final es una empresa familiar y estamos todos súper felices y súper contentos de que realmente ya estemos en el mercado”.
Ahora que lograron establecer la marca, Ariana Sáez y su esposo ya sueñan con agrandar su línea e incluir más productos como, por ejemplo, una crema corporal, entre otras cosas.
“El cielo es el límite”, dice esta venezolana, en referencia a crear alternativas naturales de higiene personal. “Hasta un 70 % de los que le aplicamos en la piel a nuestros hijos lo metabolizan. Entonces, bueno, por eso es la línea, por eso se me ocurre el tema de la línea natural para niños”. concluye.
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