Comienza este jueves en la capital colombiana un racionamiento de agua por sectores como consecuencia de la sequía provocada por el fenómeno de El Niño que ha dejado los embalses que abastecen a la ciudad en mínimos históricos.
El objetivo de la medida, según las autoridades, es disminuir el consumo de 18 metros cúbicos por segundo a 2 metros cúbicos, con el fin de alcanzar un ahorro de un 11 % en la demanda del agua.
El crítico nivel de los embalses encargados de suministrar el agua a la capital colombiana es el más bajo que se ha registrado en los últimos 40 años, con dos de estos funcionando con un 16,52 % y 18,47 % de sus capacidades.
El embalse San Rafael, que visitó a la Voz de América, cuenta con una capacidad de almacenamiento de algo más de 68 millones de metros cúbicos de agua, pero en la actualidad está almacenando 12 millones de metros cúbicos, es decir, un 18% de su capacidad.
Los cortes tendrán una duración de 24 horas por sectores en las localidades de Bogotá, como se le conoce a los distritos de la ciudad. Solo una localidad, Usme, ubicada al sur de la ciudad, no aplicarán las restricciones.
“Asumamos una posición de conciencia frente a cada gota de agua y la importancia de que lo que nos sobre lo guardemos y lo usemos en el inodoro o en la lavadora, y obviamente que todos a partir del jueves seamos muy conscientes en ahorrar”, dijo a la Voz de América Natasha Avendaño, gerente de la empresa de acueducto de Bogotá.
Bogotá lanzó una serie de recomendaciones de ahorro a los usuarios, como duchas de entre tres y cinco minutos, y cerrar la llave durante el lavado de platos o cepillado de dientes.
Comerciantes y familias se preparan para estos racionamientos en el servicio durante las próximas dos semanas.
“Estamos recogiendo agua en baldes, ollas, jarras, en lo que resulte para estar preparados para la escasez”, comentó a la VOA Mariela Giraldo, residente de Bogotá.
“Es una buena medida para concientizar a las personas sobre el cuidado del agua, creo que nos puede ayudar como ciudadanos a prepararnos por si se llega a presentar un caso eventual donde sea un poco más fuerte la escasez de agua”, comentó Angélica Luque.
Otros opinan que la decisión, lejos de contribuir a ahorrar, puede llevar a que las personas consuman más agua.
“Es una medida que lo que va a lograr es que la gente en lugar de ahorrar agua consuma más agua, porque uno generalmente en este momento está recogiendo más agua y al contrario de ahorrar va a generar más gasto”, dijo Luis Arias, otro ciudadano de la capital.
Para Rosario del Carmen Cortés, es una decisión que podría afectar a algunos comercios de alimentos, “por las medidas de higiene que debe mantener un restaurante”, por ejemplo.
“No podemos trabajar con agua estancada. Tengo dos ollas enormes y voy a trabajar con esas dos ollas hasta donde me den. No puedo poner en riesgo la salud de una persona por trabajar con agua estancada”, dijo Cortés.
A finales de abril, cuando finalicen las restricciones y se analicen de nuevo los niveles de los embalses, la alcaldía de Bogotá analizará si es necesario endurecer las medidas o prolongar el racionamiento hasta alcanzar la meta de 11 %.
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