Durante el último año, cinco hombres y mujeres con buena condición física y académicamente superiores fueron centrifugados, sumergidos durante horas, privados temporalmente de oxígeno, entrenados para acampar en la nieve y educados en fisiología, anatomía, astronomía, meteorología, robótica y ruso.
El lunes, los cinco europeos y una australiana se graduaron de la formación básica con un nuevo título: Astronauta.
En una ceremonia celebrada en Colonia, Alemania, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) añadió a su cuerpo de astronautas cinco recién llegados elegibles para misiones a la Estación Espacial Internacional, elevando el total a 11.
La ESA ha negociado con la NASA tres plazas en futuras misiones a la Luna Artemis, aunque esas plazas probablemente irán a parar a astronautas de mayor rango, según el director general de la ESA, Josef Aschbacher. La agencia también suministra el módulo de servicio para la cápsula de la tripulación Orion. La ESA depende de la NASA y otros para llevar a sus astronautas al espacio.
Es apenas la cuarta generación de astronautas desde 1978 para la agencia de 22 países, elegidos entre 22.500 solicitantes. Otros 12 fueron seleccionados como reservistas, pero no fueron enviados al entrenamiento básico. No es de sorprender que los cinco tengan currículos repletos de títulos científicos y médicos avanzados, entrenamiento militar, experiencia en pilotaje de aviones, helicópteros, planeadores y globos aerostáticos, y actividades de “ocio” como remo, buceo, senderismo, paracaidismo, ciclismo, vela y kayak.
El grupo formó “un muy buen equipo”, sin rivalidades personales, dijo Aschbacher. “Les dije que uno volaría primero y el otro volaría último, y lo aceptaron, por supuesto, pero de corazón, no sólo de labios para afuera (...) el espíritu de equipo es muy pronunciado”.
Sophie Adenot, piloto de pruebas de helicópteros de la fuerza aérea francesa, dijo que el grupo era “una tripulación fantástica y un equipo fantástico”. El momento que más la impactó fue salir de la esclusa de aire para simular una caminata espacial submarina cuando el instructor dijo: “Bienvenidos al espacio”.
“Para mí fue alucinante, se me puso la piel de gallina... En unos años estaré en el espacio, no en el agua con buzos de seguridad”, declaró.
Además de Adenot, la nueva generación de astronautas de la ESA consta de:
— Pablo Álvarez Fernández, ingeniero aeronáutico español que trabajó en el módulo Rosalind Franklin destinado a una misión a Marte conjunta con Rusia que fue suspendida tras la invasión a Ucrania.
— Rosemary Coogan, astrónoma británica que ha investigado las emisiones de radiación de los agujeros negros.
— Raphael Liegeois, ingeniero biomédico y neurocientífico belga que ha investigado enfermedades degenerativas del sistema nervioso y también vuela globos aerostáticos y planeadores.
— Marco Alain Sieber, un médico de urgencias suizo que alcanzó el rango de sargento como paracaidista durante su servicio en el ejército suizo.
Al grupo se unió la australiana Katherine Bennell-Pegg, que recibió capacitación en el marco de un acuerdo de cooperación entre Australia y la ESA. Sigue siendo empleada de la Agencia Espacial Australiana, por lo que depende de la agencia australiana encontrar una manera de que pueda viajar al espacio.
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