El movimiento de protestas masivas que actualmente envuelve a docenas de campus universitarios estadounidenses ha incluido llamados a dotaciones universitarias para desinvertir en Israel, una demanda que algunas organizaciones y activistas están ampliando a empresas estadounidenses que hacen negocios en Israel o que están conectadas de otra manera con la economía israelí.
La exigencia de que las instituciones estadounidenses retiren su apoyo financiero a Israel no es nueva. Ha sido un pilar central de un movimiento de protesta establecido conocido como "BDS", por boicot, desinversión y sanciones, durante casi dos décadas.
La reacción pública a la respuesta de Israel al ataque del 7 de octubre contra sus ciudadanos por parte de militantes de la organización palestina Hamás ha amplificado esos llamados, particularmente entre los estudiantes universitarios.
Tras el ataque del 7 de octubre, Israel atacó Gaza con artillería, misiles y una eventual invasión terrestre. Esas operaciones han matado a decenas de miles de palestinos, destruido gran parte de la infraestructura de la región y dejado a más de un millón de personas sin acceso adecuado a alimentos y agua.
Movimiento descentralizado
Las protestas que han estallado en los campus universitarios de Estados Unidos parecen haber surgido de forma independiente unas de otras y sin una coordinación significativa. Esto ha dificultado la identificación de un conjunto único y específico de demandas comunes a todos ellos.
Sin embargo, los manifestantes suelen escuchar demandas de desinversión, al igual que acusaciones de que Israel es un "Estado de apartheid" en el que los ciudadanos de ascendencia palestina son discriminados.
Por ejemplo, un grupo que se autodenomina Columbia University Apartheid Divest (CUAD) ha publicado demandas que incluyen "desinvertir todas las finanzas de Columbia, incluida la donación, de empresas e instituciones que se benefician del apartheid, el genocidio y la ocupación israelíes en Palestina. Garantizar la rendición de cuentas aumentando transparencia en torno a las inversiones financieras."
Otra organización, la Coalición BDS de la Universidad de California Berkeley, exigió, entre otras cosas, "la desinversión total de la Fundación UC Berkeley y del Fondo General de Dotación de la UC del Estado israelí y de todas las empresas que se benefician de la colonización de Palestina".
Las universidades retroceden
Muchas universidades sujetas a protestas en curso han pedido a las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley que eliminen los campamentos de activistas. Otros han rechazado públicamente los llamados a desinvertir en Israel, señalando a menudo que muchas demandas de desinversión del BDS van acompañadas de llamados a romper vínculos con universidades y académicos israelíes.
Columbia, vista por muchos como el epicentro del movimiento de protesta en Estados Unidos, negó las demandas de desinversión, pero se ofreció a iniciar un diálogo con los manifestantes.
Los estudiantes de la Universidad Brown en Rhode Island acordaron retirar su campamento de protesta del campus después de llegar a un acuerdo con la administración según el cual la junta escolar programará una votación sobre la cuestión de la desinversión a finales de este año.
Los partidarios de la desinversión en Israel señalan casos pasados en los que la desinversión ha ayudado a lograr cambios, en particular la desinversión global en Sudáfrica que comenzó en la década de 1980, en protesta por las leyes racialmente discriminatorias de ese país. Muchas universidades, señalan, se sumaron al movimiento de desinversión en ese momento.
Sin embargo, los fondos a los que se dirigen los manifestantes son, en muchos casos, enormes carteras de inversión con intereses en todo el mundo. Según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas del Departamento de Educación, el valor de mercado combinado de las 20 dotaciones universitarias más grandes del país ascendía a más de 927.000 millones de dólares a finales de 2021.
La gestión de las dotaciones universitarias también ha cambiado profundamente en las últimas décadas. Las universidades contratan profesionales de la inversión para gestionar el crecimiento de sus dotaciones, a menudo colocando fondos en grandes gestores de inversiones y fondos de cobertura, que a menudo están autorizados a comprar y vender acciones de forma independiente. Esto es particularmente cierto en el caso de las dotaciones más grandes.
El efecto sobre Israel probablemente sea mínimo
En un análisis publicado por la Brookings Institution en 2018, los investigadores Dany Bahar y Natan Sachs analizaron el efecto del movimiento BDS en la economía israelí y descubrieron que el impacto había sido, como mucho, menor.
Las exportaciones de Israel incluyen una gran cantidad de productos de alta tecnología para los que a menudo es difícil encontrar sustitutos. Además, una gran proporción de esas exportaciones son lo que se conoce como "bienes intermedios", o artículos que se incorporan a productos finales más complejos en otros países, lo que dificulta su identificación y seguimiento.
Descubrieron que durante los primeros 12 años de existencia del movimiento BDS, la economía israelí disfrutó de un crecimiento sostenido, aparentemente poco afectada por la desinversión.
[Con reporte de Rob Garver de VOA]
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