El cierre de al menos tres hoteles que hospedaron a la dirigente del antichavismo María Corina Machado en sus giras de campaña y la convocatoria exprés de contramarchas dondequiera que la oposición realice actos proselitistas, demuestran el papel que juega “el poder del Estado” en la contienda presidencial en Venezuela, según expertos.
Este mes, agentes tributarios y de inteligencia política clausuraron tres hoteles en el interior del país por hospedar a Machado, promotora de la candidatura del opositor Edmundo González Urrutia a la Presidencia, a la que también aspira regresar el mandatario venezolano Nicolás Maduro.
En Coro, estado Falcón, el organismo recaudador de impuestos, Seniat, multó con 600 dólares y cerró por 20 días el hotel Urumaco tras recibir a Machado. En Maracaibo, estado Zulia, hubo una medida similar por 30 días contra el hotel El Paseo, luego de que la líder opositora y su equipo de trabajo se alojaran ahí.
La semana pasada, el hotel El Recreo, donde estaba previsto que Machado, González Urrutia y sus equipos se hospedaran en La Victoria, Aragua, corrió la misma suerte. En marzo, cuando aún era precandidata presidencial, funcionarios del ministerio de Salud clausuraron otro hotel en Barquisimeto, el Príncipe, donde la opositora tenía agendado un evento, según medios locales.
Se trata de “una nueva forma de persecución política” que busca exhibir a esos negocios como ejemplos de posibles sanciones contra quien facilite “espacios” a Machado, González Urrutia y dirigentes de la oposición, de acuerdo con el doctor en ciencias políticas y profesor de la Universidad del Zulia y la Universidad Rafael Belloso Chacín, Líber Cuñarro.
Los cierres temporales de esos hoteles y la convocatoria de “contramarchas” oficialistas que coincidan en tiempo y lugar con las de la oposición son “la continuación” de una estrategia política y comunicacional de los gobiernos del chavismo que data de hace 20 años, dijo el experto.
Ese plan, oficializado en los planes estratégicos de los gobiernos de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, busca “controlar la narrativa y mitigar los espacios de disidencia donde se pueda dar una versión alternativa o más realista del país y de la crisis socioeconómica”, apuntó.
El control “hegemónico” de los espacios civiles, el diálogo público y los medios de comunicación se ha instrumentalizado a través de las leyes de Responsabilidad Social de Radio y Televisión Contra el Odio, y más recientemente, la discusión de un proyecto legal contra el fascismo, neofascismo y otras expresiones similares, indicó a la Voz de América.
“Es una narrativa de que existe una conflictividad que viene de la oposición. Además, busca cercenar derechos fundamentales”, comentó Cuñarro.
Campaña “atípica” en marcha
Si bien inicia oficialmente el 4 de julio, la campaña en Venezuela se ha adelantado, es “sumamente atípica” y se desarrolla en “condiciones de desventaja” para la oposición, advirtió el doctor en Ciencias Políticas y docente universitario Gustavo Adolfo Soto.
La aspiración política del antichavismo de ganar la presidencia pasó por hasta tres candidatos antes de la unción de González Urrutia como postulado y ahora encara el reto de un gobierno que cree “viable” ganar la elección del 28 de julio ejerciendo su “control” de las comunicaciones y los recursos económicos e instituciones del Estado, valoró.
“La oposición enfrenta a una poderosa fuerza que implica a todo el entendimiento del Estado venezolano. Tienen 25 años de poder. Hay condiciones de desigualdad en ambos sectores. La campaña es compleja, no hay caso similar en el mundo”, dijo Soto.
El experto insistió en lo “particular” de la campaña, destacando que tanto Maduro como González Urrutia cuentan con otros líderes políticos haciendo giras por sus candidaturas en el interior del país: Machado, por la oposición; y Diosdado Cabello, diputado y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, por el chavismo.
Las movilizaciones y mítines simultáneos pueden llegar a ser “contraproducentes” porque se ciñen sólo a la cantidad de convocados y no a la presentación de propuestas electorales puntuales dirigidas a la población.
“Se está desarrollando la campaña electoral sin una estrategia definida, no plantean un proyecto de cambio. Las movilizaciones son pertinentes porque despiertan emotividad, pero debe haber campaña reales”, expresó Soto.
Las contraprotestas del chavismo dondequiera que Machado y la oposición convoquen, como ocurrió en Falcón, Zulia y Aragua, también tienen el objetivo de “amedrentar” a la gente para que “no participe en los espacios públicos”, dijo Cuñarro, por su parte.
Medios de comunicación filiales y adscritos al gobierno han publicado este mes reportes con fotografías y videos donde quieren mostrar una pobre convocatoria de las movilizaciones opositoras.
Miembros de los poderes públicos, entre ellos el presidente Maduro y el fiscal general, Tarek William Saab, han acusado a la oposición de planificar conspiraciones violentas en contra del gobierno. Varios directivos del movimiento Vente Venezuela, de Machado, han sido detenidos por ello y otros seis se encuentran refugiados en la embajada de Argentina en Caracas.
El mandatario constituyó su comando de campaña la semana pasada y dijo que le gustaba "mucho" marchar con el pueblo, "en la calle".
González Urrutia, por su parte, confirmó este fin de semana a la VOA que aceptó la oferta de custodia de parte de fuerzas de seguridad del Estado venezolano en la campaña.
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