Los catastróficos incendios forestales del año pasado, impulsados por el cambio climático en Canadá, produjeron más dióxido de carbono que atrapa el calor en la atmósfera del que emitió India con la quema de combustibles fósiles, al consumir una zona de bosque más grande que Virginia Occidental, según una nueva investigación.
Científicos del Instituto de Recursos Mundiales y la Universidad de Maryland calcularon los efectos devastadores de los fuegos, que se registraron durante meses en Canadá en 2023, y que ensuciaron el aire en buena parte del planeta. Estimaron que el fuego emitió 2.980 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, según el estudio publicado el jueves en Global Change Biology. La cifra actualizada no ha sido revisada por pares, aunque el estudio original sí.
El incendio liberó cuatro veces más dióxido de carbono del que producen los aviones en todo un año, según los autores del estudio. Es aproximadamente la misma cantidad de dióxido de carbono que emiten 647 millones de autos en un año, según datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Los bosques “retiran mucho dióxido de carbono de la atmósfera y eso se almacena en sus ramas, sus troncos, sus hojas, y en cierto modo en la tierra también. De modo que cuando arden, todo el dióxido de carbono que está almacenado en ellos se libera de vuelta a la atmósfera”, dijo el autor principal del estudio, James MacCarthy, investigador asociado del programa Global Forest Watch del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).
Buena parte de eso puede recuperarse cuando y si es que los árboles vuelven a crecer, dijo MacCarthy, aunque “desde luego tiene un impacto a escala global en cuanto a la cantidad de emisiones que se produjeron en 2023”.
MacCarthy y sus colegas calcularon que se quemaron 77.574 kilómetros cuadrados (29.951 millas cuadradas), que son seis veces más que la media entre 2001 y 2022. Los incendios en Canadá suponen un 27 % de la pérdida de cobertura arbórea global del año pasado, cuando normalmente están más cerca del 6 %, según las cifras de MacCarthy.
Los investigadores se centraron en la pérdida de cobertura arbórea, que tiene el efecto más grande, indicó la coautora del estudio Alexandra Tyukavina, profesora de geografía de la Universidad de Maryland.
“La pérdida de tanto bosque es muy importante, y muy preocupante”, dijo el profesor de geografía y medio ambiente de la Universidad de Siracusa Jacob Bendix, que no participó en el estudio. “Aunque el bosque terminará creciendo de nuevo y atrapará dióxido de carbono al hacerlo, ese es un proceso que tomará décadas como mínimo, de modo que hay una distancia bastante considerable entre la aportación de dióxido de carbono en la atmósfera por incendio forestal y la futura retirada de al menos parte en la recuperación del bosque. De modo que durante esas décadas, el impacto neto de los incendios es una contribución al calentamiento del clima”.
No es sólo que aumenten los gases que atrapan el calor y se pierdan bosques, dijo Tyukavina. También hubo consecuencias para la salud.
“Debido a estos incendios catastróficos, la calidad del aire en zonas y ciudades pobladas se vio afectada el año pasado”, señaló, y puso como ejemplo el verano en la ciudad de Nueva York, marcado por las partículas en suspensión en el aire. Más de 200 poblaciones con unos 232.000 habitantes tuvieron que ser evacuadas, según otro reporte aún no publicado ni revisado de expertos canadienses en bosques e incendios.
Uno de los autores del estudio canadiense, el experto en incendios Mike Flannigan, de la Universidad de Thompson Rivers en Kamloops, en la Columbia Británica, baraja una superficie quemada del doble que la cifra estimada por MacCarthy y Tyukavina.
“La temporada de incendios de 2023 en Canadá fue un año excepcional en cualquier periodo histórico”, dijo en un email Flannigan, que no participó en el estudio de WRI. “Espero más fuego en nuestro futuro, pero los años como 2023 serán inusuales”.
Tanto Flannigan como Bendix, Tyukavina y MacCarthy dijeron que el cambio climático fue un factor en los enormes fuegos canadienses. Un mundo más caluroso supone una temporada de incendios más larga, más fuegos provocados por rayos y especialmente una madera y arbustos más secos para arder “asociados con un incremento de la temperatura”, escribió Flannigan.
La temperatura media de mayo a octubre en Canadá fue el año pasado casi 2,2 grados Celsius (4 grados Fahrenheit) más alta de lo normal, según su estudio. Algunas zonas de Canadá tuvieron entre 8 y 10 grados Celsius (de 14 a 18 grados Fahrenheit) más que la media en mayo y junio, dijo MacCarthy.
Dentro de las tendencias se producen variaciones de corto plazo, de modo que resulta difícil atribuir al cambio climático un año y zona quemada en particular, y los elementos geográficos influyen, pero “no hay duda de que el cambio climático es el principal impulsor de los incrementos globales en incendios forestales”, dijo Bendix en un email.
Conforme el mundo se calienta debido al cambio climático, dijo Tyukavina, “es probable que los años catastróficos se produzcan con más frecuencia, y vamos a ver esos años de repunte más a menudo”.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestros canales de YouTube, WhatsApp y al newsletter. Activa las notificaciones y síguenos en Facebook, X e Instagram.
Foro