Videos y noticias falsas proliferan en redes sociales, chats personales y parte de la prensa en plena campaña electoral en Venezuela, mientras los accesos a dos páginas verificadoras de datos e información permanecen bloqueados. Entonces, ¿qué debe hacer la ciudadanía? Expertos comparten con la Voz de América sus antídotos contra la desinformación.
Venezuela, en las vísperas de una elección presidencial clave para ayudar a zanjar su intensa crisis política, no escapa de la realidad advertida por el Foro Económico Mundial este año: la desinformación está entre los mayores riesgos globales de estos tiempos.
La falta de confianza en los medios de comunicación, la proliferación de la inteligencia artificial y la difusión de información errónea son “terreno fértil” para polarizar comunidades, sociedades y países, alertó en febrero el organismo en un informe.
La desinformación puede reforzar “el autoritarismo digital” y el control sobre los ciudadanos, lamentó. “Los propios gobiernos estarán cada vez más en condiciones de determinar qué es verdad, lo que podría permitir a los partidos políticos monopolizar el discurso público y suprimir las voces disidentes”, incluida la prensa, advirtió el Foro Económico Mundial.
Luego de 11 años en el poder, el presidente Nicolás Maduro aspira a reelegirse para un tercer mandato de seis años en la votación del 28 de julio, aunque las encuestas dan como favorito al candidato opositor Edmundo González Urrutia, respaldado por la dirigente María Corina Machado.
Maduro y el chavismo buscan ganar la elección entre denuncias en su contra por el uso de recursos públicos para su campaña, la persecución y arrestos de activistas opositores, y un limitado espectro de medios de comunicación independientes, según diversos organismos, entre ellos la oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU.
“En Venezuela, vivimos la desinformación en múltiples sentidos”, explica la profesora jubilada de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela e investigadora Mariela Torrealba.
El venezolano promedio se expone a la desinformación por la ausencia de noticias libres, la “precarización” del sistema mediático y la circulación de “información tóxica” que prolifera por el interés de actores, en este caso, políticos, comenta en conversación con la Voz de América.
Torrealba, una académica vinculada a proyectos de libertad de prensa y expresión en Venezuela, como Medianálisis y el Observatorio Venezolano de Fake News, cree que el primer remedio para vencer la desinformación es “estar atento a quiénes sigo” en redes sociales y a qué tipo de páginas o cuentas se consultan para saber qué pasa en el país.
Es necesario estar atento a los “algoritmos” de las redes sociales, que, a su entender, sugieren contenidos que condicionan cómo se ve el mundo “desde mi ombligo”. Aconseja, en cambio, consultar a periodistas y medios que cuenten con credibilidad.
Dos proyectos de verificación de datos e información, Cazadores de Fake News y EsPaja, denunciaron el jueves pasado el bloqueo al acceso a sus páginas web dentro de Venezuela por parte de varias operadoras de telecomunicaciones, justo el día en que arrancó oficialmente la campaña electoral, que sólo durará 3 semanas.
El gobierno venezolano ha negado estos bloqueos en el pasado, pero no suele referirse en público a estas denuncias.
Es hora de la "higiene" informativa y digital
El venezolano debe reforzar su “higiene informativa y digital” en un contexto de “desierto” de prensa libre y “hegemonía comunicacional” en su nación, recomienda el periodista y miembro del proyecto de verificación de datos EsPaja, Víctor Amaya.
EsPaja identificó en la precampaña electoral, antes del 4 de julio, al menos 82 “contenidos desinformantes” que circulaban en sitios web, cuentas de redes sociales y aplicaciones de mensajería directa sobre candidatos y el propio proceso electoral, para “confundir”.
“Visto que ese impacto en la precampaña fue tan grande, pareciera que la campaña va a ser peor”, advierte, citando el bloqueo de los sitios de Cazadores de Fake News y EsPaja.
A su entender, todo ciudadano debe realizar “una buena curaduría” del contenido que consume en Internet, como el tipo de cuentas que sigue, tratando de apegarse sólo de páginas informativas con buena reputación y de noticias debidamente contrastadas.
“Las informaciones serias no vienen acompañadas de llamados de acción, como ‘comparte’, ‘que otros se enteren’, ‘reenvíalo a tus conocidos’. Ese tipo de indicaciones no forman parte de informaciones periodísticamente contrastadas” y suelen incluir desinformación o propaganda total o parcial en sus contenidos, dice Amaya a la VOA.
Por el contrario, las informaciones trabajadas con seriedad suelen encontrarse al mismo tiempo en varios portales noticiosos. Sin embargo, acota Amaya, no todo lo que circula con formato de noticia termina siendo tal. La desinformación también puede camuflarse.
“Hemos detectado la creación de un gran número de cuentas de Instagram que se hacen pasar por noticieros. Comparten información real y, luego de cierta cantidad de publicaciones, abren espacio a desinformación”, comenta.
Esa novedosa estrategia de quienes procuran desinformar busca que sus audiencias bajen la guardia y “disminuyan sus filtros” para examinar qué es o no cierto, explica.
No comparta contenidos sin criterio
Torrealba, por su parte, asegura a los venezolanos que el control de la información “es poder” y recuerda que las figuras políticas divulgan noticias que les favorezcan y desfavorezcan a sus adversarios, a veces sin importar si son ciertas.
“Tenemos que controlar nuestra emocionalidad frente a la información. Todos tenemos que poder ejercer nuestra ciudadanía comunicacional con responsabilidad y eso supone no contribuir a los procesos de viralización de la información falsa”, indica.
Remarca que la “alfabetización digital” de los venezolanos pasa además por saber cómo identificar contenidos falseados, que la gente suele compartir sin mayores filtros.
“¡Deténgase, respire! Yo los llamo a tomarse una pausa, a tener un contacto mediático saludable, donde no entre en un bucle de búsqueda de información donde el algoritmo va a empezar a alimentarlo”, comenta la especialista en desinformación y bulos.
La UNESCO, organización de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura, se refirió a la proliferación de noticias falsas sobre la pandemia por COVID-19 como “infodemia” y divulgó una serie de recomendaciones para burlar la desinformación.
Entre ellas, aconsejó no compartir cadenas de textos o audios generados por autores desconocidos y desconfiar de contenidos que apelen a la emoción para “generar impacto” en miles, sino millones de personas.
Amaya, por su lado, se suma al consejo de “separar el grano de la paja” con el mayor de los criterios en cuanto a lo informativo, evitando una “reacción emocional” ante ella, que suele llevar a compartir noticias falsas “por escándalo” o en búsqueda de confirmación.
Mejor, no compartir sin confirmar antes, dice, para evitar ser “un eslabón más” de una larga cadena de desinformación en los días de campaña electoral en Venezuela.
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