La elección presidencial del próximo domingo en Venezuela es una especie de multiverso político: ¿Qué ocurre si la oposición derrota a Nicolás Maduro en su intento de reelección? ¿Y si es el chavismo quien triunfa? ¿Qué pasa si los resultados se retrasan por horas o días? ¿Jugarán algún rol la Fuerza Armada Nacional para hacer respetar el resultado?
La Voz de América consultó a un grupo de expertos en ciencias políticas, expertos en la realidad política de su país, para examinar los eventuales escenarios que aguardarán a Venezuela después de culminada la votación, un proceso también esperado por la comunidad internacional.
Más de 21 millones de venezolanos están convocados a decidir quién será su jefe de Gobierno -un cargo ocupado por líderes chavistas desde 1999-, en un nuevo mandato que comenzará formalmente en enero de 2025.
La votación está llamada a ser parte de la solución a una crisis política de varios años, que ha incluido persecuciones a opositores, graves aprietos económicos, una masiva ola migratoria y negociaciones e interés de la comunidad internacional, entre ellos países como Estados Unidos y Rusia.
Analistas, encuestadoras y los dos candidatos principales que polarizan la elección -el presidente Nicolás Maduro y el opositor Edmundo González- hablan de una era de “cambio”. Estos son los escenarios del llamado Día D electoral.
Escenario 1: gana la oposición
Los especialistas consultados por la VOA consideran que el caso más probable es la victoria de Edmundo González Urrutia, un diplomático de 74 años que sustituyó a María Corina Machado como candidata opositora por su inhabilitación política.
Si bien la difusión de resultados de encuestas está prohibida por ley desde la semana previa a la elección, citan las tendencias de los últimos días para considerar que la oposición puede lograr su objetivo del último cuarto de siglo: ganar el poder.
El presidente electo asumirá su cargo en enero de 2025, juramentándose en un acto solemne en el palacio federal legislativo, en Caracas.
El chavismo controla el resto de los poderes de Venezuela, incluidos la Asamblea Nacional, donde tiene mayoría calificada; y el Tribunal Supremo de Justicia, cuyas sentencias suelen favorecer al oficialismo.
Luis Salamanca, politólogo y abogado, considera que la victoria de González Urrutia es “el primerísimo escenario” de este domingo, al acotar que el chavismo ha sufrido una “sangría de votos” desde la elección presidencial de 2012, que puede continuar.
Según sus investigaciones, el oficialismo perdió en las elecciones subsiguientes el 25 % de los votos obtenidos en la reelección del expresidente Hugo Chávez, en 2012, y “las desgracias sociales” del país en tiempos recientes desfavorecen su recuperación.
La eventual derrota de Maduro inauguraría un proceso “complicado” para el chavismo, que nunca ha perdido el eje del poder político en Venezuela, según Salamanca. Lo racional sería que asuma su derrota y aliste su “posible regreso” en una futura elección de interés nacional.
Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas, explica que un triunfo de González Urrutia debería marcar el inicio del “diseño de un plan conjunto” para una transición de poder “ética y transparente” en Venezuela.
“Si bien la probabilidad de esto es baja, no es menos cierto que las personas dentro de las instituciones oficiales en muchos casos, tienen la misma necesidad de cambio que el resto del país”, comenta a la VOA.
Varnagy anticipa que los meses previos a la ascensión de González Urrutia podrían convertirse en “un período de confusión” y “muchos cambios”, que sólo culminaría cuando tome posesión de la presidencia de Venezuela.
Si el poder electoral declara triunfador al postulado opositor, el país estará “a las puertas del inicio de una transición”, una con “muchos meses” clave por delante, hasta la toma de posesión en enero de 2025, según el politólogo Walter Molina Galdi.
Benigno Alarcón Deza, politólogo y director del centro de estudios políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, indicó la semana pasada que los analistas prevén un fenómeno llamado stunning election o elección impresionante, propia de un triunfo opositor en sistemas autoritarios.
A su entender, el proceso comicial del domingo ya tiene dos caminos marcados: o una transición política o un conflicto por fraude electoral.
Escenario 2: gana Maduro
El triunfo de Maduro sería el escenario sorpresa para los analistas, que consideran improbable que Maduro pueda remontar la “brecha” a favor de la oposición que reflejan, tanto los sondeos de firmas de trayectoria, como las tendencias del voto oficialista desde su ajustada victoria en la presidencial de 2013. La oposición tradicional perdió ese proceso por 200.000 votos y no participó en los comicios de 2018.
Si Maduro gana, continuaría en el poder hasta iniciar su tercer mandato en enero de 2025, en un acto en la Asamblea Nacional.
Para expertos como Salamanca, ese es un supuesto que sólo se concretaría a través de un conjunto de irregularidades de última hora, como la anulación de la propuesta de la Mesa de la Unidad o la inhabilitación de la candidatura de González Urrutia.
Esas medidas serían “un golpe” difícil de responder por parte del antichavismo, apunta Salamanca. “Lo único que quedaría es buscar un candidato que quede vivo”, como Enrique Márquez, abonando el camino para una victoria de Maduro, sopesa.
Si Maduro se reelige hasta 2031, Varnagy, por parte, esperaría una campaña oficial inmediata para demostrar la “transparencia” del proceso.
“Se generaría un conjunto de políticas para asegurar el poder por encima de la voluntad popular”, apunta.
También, prevé diligencias del chavismo para que se reviertan las sanciones económicas extranjeras, tanto las personales como las institucionales.
Otro paso político lógico sería “una purga” de los actores en el juego político, que incluiría a funcionarios del alto gobierno que sean considerados desleales.
“Se verían cambios en áreas de dominio clave tanto en el sector civil, y menos probablemente, en el militar”, dentro del gobierno de Maduro, dice.
Molina Galdi, por su lado, no ve “ni un solo escenario” donde Maduro triunfe sin las denuncias de “un fraude obsceno”. Un anuncio de su victoria sin las actas de votación para corroborarla daría pie a “una situación sumamente compleja” de pulso entre la opinión popular expresada en las urnas y el uso oficial de la fuerza, indica.
Si el CNE declara ganador a Maduro, la oposición probablemente intentará impugnar los resultados ante el poder judicial, bajo el control del chavismo, según Salamanca. Esos recursos legales contra las elecciones ganadas por el chavismo nunca han rendido frutos, pues se rechazan o ni siquiera los admiten, comenta.
Según Alarcón Deza, del centro de estudios políticos de la UCAB, una irregularidad electoral derivaría en "una autocratización mucho más acelerada" y en una ola migratoria similar a las de 2014, 2017 y 2019, provocada por protestas de calle, crisis económica y crispación política.
Escenario 3: se retrasan los resultados
Por años, altos jerarcas del oficialismo venezolano, entre ellos Maduro y los presidentes del CNE; han afirmado que el país tiene “el mejor sistema electoral del mundo”. Sin embargo, el poder electoral ha retrasado el anuncio de resultados si no existe una tendencia “irreversible” a favor de alguno de los candidatos.
Salamanca descarta de plano la posibilidad de que un empate técnico entre González Urrutia y Maduro ralentice el pronunciamiento del CNE la noche del domingo. “No sería creíble”, insiste, pues, a su juicio, el elector promedio ya se convenció de por quién votará: por un cambio.
El presidente Maduro denunció en su campaña un supuesto plan de la oposición para provocar un gran apagón nacional la noche de la elección y afectar el resultado. Salamanca duda de su denuncia, si el gobierno controla y vigila el sistema eléctrico.
Varnagy, por su parte, recuerda que hay elecciones pasadas cuyos resultados detallados y desmenuzados aún no están publicados en su sitio web. “Si bien es muy probable que sí se den resultados en cortos lapsos, los boletines finales pudieran ser controversiales, tanto en resultado, como en tiempo de entrega”, indica.
Prevé que haya llamados a la calma de parte de actores institucionales y políticos desde el mismo momento de cierre de las urnas - este suele ser entre las 6:00 de la tarde y las 8:00 de la noche en elecciones con alta participación-, señala.
En la política venezolana, “los días son largos”, advierte el politólogo Molina Galdi. Un retraso en los resultados la noche del domingo podría indicar que están en marcha negociaciones para exigir respeto a lo ocurrido en urnas, dice.
En esas horas, las negociaciones incluirán a la Fuerza Armada, estima.
Escenario 4: la posición de las Fuerzas Armadas
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene a su cargo la movilización del material electoral y la seguridad del proceso electoral en Venezuela.
La institución es considerada uno de los grandes garantes de la foto final de las votaciones. Su postura ha sido clave en momentos de tensión, como la noche del 6 de diciembre de 2015, en las parlamentarias ganadas por la oposición. Esa vez, el ministro de Defensa, el general en jefe Vladimir Padrino López, habló antes que el poder comicial, dio por culminado el proceso y llamó a todos a respetar el resultado.
La voz del Alto Mando militar es “decisiva” en momentos de tensión electoral, subraya Salamanca. “Su papel es clave” en todos los escenarios que podría haber, acota.
Más allá de las críticas de la oposición por el activismo político de altos cargos militares a favor del chavismo y sus eslóganes por una “patria socialista”, Salamanca rescata la promesa de Padrino López de que actuarán apegados a la Constitución.
Cuál será la postura de la Fuerza Armada la noche del domingo es “la pregunta más controversial”, según Varnagy, quien considera que la mayoría de sus miembros están orientados a la preservación de las formas de democracia y la Constitución.
“Pareciera que la sociedad civil está 100 % enfocada en el evento electoral en sí para generar una expresión acerca de su deseo de cambio. Las fuerzas armadas también leen las encuestas” y respetan las elecciones, asegura a la Voz de América.
A Venezuela le espera “un clima de alta tensión política” por días, sino meses, anticipa el politólogo Piero Trepiccione, por su parte.
A su juicio, la sociedad ya ha asumido que el país está a las puertas de “un cambio sustancial”, una tendencia que deberá ser “asimilada” por el estamento político de distinto signo ideológico, cuando se confirme el resultado.
“Venezuela va a vivir unos meses donde la negociación política va a ser el signo característico de los tiempos, entre los factores institucionales y los actores políticos, que incluye a la Fuerza Armada” como antídoto a los “escarceos”, comenta.
“El clima de opinión pública en el país apunta a que tiene que haber un mínimo entendimiento, ciertos acuerdos y, ¿por qué no?, la conducción hacia un pacto de gobernabilidad que garantice la convivencia” entre los actores, concluye.
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