Con los ojos cerrados y respirando lento, Adriana Ruano ordenaba todo en su mente, para luego tomar el arma y disparar. Los platos volaron, 45 de los 50 cayeron destrozados y Adriana no sólo obtuvo la primera medalla de oro olímpica para Guatemala, sino que también rompió un récord olímpico en la final de tiro deportivo femenino en foso.
“No sé explicar cómo sucedió todo de una manera tan perfecta”, dijo a la Voz de América, desde París, Francia, sobre ese 31 de julio en los Juegos Olímpicos.
La historia de Adriana es un ejemplo de cómo de las cenizas de un sueño puede nacer otro. Adriana fue baletista y atleta de gimnasia artística hasta sus 16 años, cuando una lesión en la columna le arrebató la idea de brillar en ese deporte. Incluso, después de un año de recuperación, la atleta no soltaba su primer sueño.
"Yo seguía con la idea de regresar a la gimnasia, pero el médico fue claro y me dijo que la gimnasia ya no era una opción. Había quedado fuera de ese deporte”, afirmó.
Fue entonces cuando le hizo guiños al tiro con arma de caza, un deporte del que no sabía nada, pero que su médico le recomendó pues no requería el esfuerzo físico de la gimnasia.
"Él es muy fanático de ese deporte y yo no conocía nada. Ni siquiera lo había escuchado", explicó.
Adriana comenzó a trabajar los músculos de los ojos, la meditación, el trabajo de visualización, las respiraciones y la puntería.
"Este logro se lo dedico primero a Dios, segundo a mi padre, quien ha sido mi gran formador, quiza no en el deporte, pero sí en la vida. Lo dedico también a mi mamá, a mi hermano y por supuesto a toda Guatemala", dijo la atleta a la VOA.
Guatemala nunca había ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
En su récord deportivo, el país centroamericano acumula una medalla de plata, ganada por el marchista Erick Barrondo en Londres 2012, y una de bronce, ganada por el también tirador Jean Pierre Brol en los Juegos Olímpicos 2024. Esta fue la primera vez que se escucha el himno nacional de Guatemala en un podio olímpico por la más valiosa de las medallas.
Adriana estuvo por primera vez en los Juegos Olímpicos de 2020. Esa clasificación fue uno de sus mayores logros, pero también le dejó uno de los peores recuerdos: Luis Ruano, su padre, falleció. El golpe fue tal que quedó en los últimos lugares en su rama. Desde luego, esa ausencia puso en movimiento su reconstrucción como deportista, y pieza por pieza de su vida.
“Yo creo que es muy importante para cualquier deportista tener bien identificado quién es y para qué está en este mundo. No solo es tener una identidad deportiva porque el deporte tarde o temprano se acaba”, agregó.
En los 11 años y medio de carrera, Adriana acumula varios logros: clasificar a Juegos Olímpicos de Tokio 2020; convertirse en medallista de oro en la prueba de foso femenino de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y ahora llevándose el oro en un campeonato olímpico.
"En este deporte uno tiene que hacer mucha introspección, mucha concentración, y el hecho de taparse los oídos antes del disparo es una muestra. En la gimnasia artística hay un nivel de exigencia más que todo físico, muchas horas de entrenamiento. En el tiro se trabaja más la parte mental", explicó.
La deportista ya tiene puesta su mira Los Ángeles 2028, no sin antes regresar a Guatemala, donde le espera su familia y miles de guatemaltecos que celebran su triunfo.
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