En la variedad está el gusto. Así lo demuestran las agrupaciones folclóricas del área metropolitana de Washington, uno de los mejores ejemplos del trabajo para consolidar la presencia latina en Estados Unidos, donde viven más de 63 millones de hispanos, según la oficina del Censo.
Y para muestra de esa diversidad se realizará el domingo 1 de septiembre el primer encuentro folclórico cultural en el museo de Manassas, Virginia, que será una ventana abierta a las tradiciones, la historia y el sentir de los latinoamericanos que buscan transmitir su legado cultural a las futuras generaciones.
“Nuestra misión es preservar y fomentar la cultura ecuatoriana por medio de la música, de la danza ecuatoriana en sí”, dijo a la Voz de América Verónica Castro, quien junto a su hermana Myri fundaron Raíces ecuatorianas, una agrupación folclórica integrada por una veintena de personas. “Todo empezó hace dos años como un grupo familiar”, agregó.
“Creamos el grupo por necesidad, porque vimos que aquí en el área de Washington no se escuchaba mucho del folclore ecuatoriano. Tenemos grupos peruanos, bolivianos, colombianos, pero en sí no había un grupo ecuatoriano y empezamos en casa con nuestras hijas, sobrinas y fueron poco a poco uniéndose más mujeres ecuatorianas, aunque ahora también se han incorporado algunos hombres”, contó entre risas Verónica Castro.
Las hermanas Castro dicen sentirse “muy orgullosas y expectantes” de participar del encuentro folclórico, porque consideran que es una oportunidad para dar a conocer al mundo un pedacito de su tierra y para ello aseguran que darán lo mejor de sí en el encuentro, fieles a su lema “Por amor a la Patria”.
“El público se va llevar alegría. La alegría de compartir, de trasladarse a nuestro país chiquito estando en EEUU”, aseguró por su parte Myri Castro.
Cultura y labor social
Douglas Quintanilla es el presidente de la fundación de Flor de Café, otra agrupación folclórica con la misma necesidad de “rescatar nuestro folclore, nuestra identidad”, pero al mismo tiempo realizar obra social, según afirma.
Sus miembros son en su mayoría oriundos de ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel en El Salvador, y gracias al trabajo en equipo que realizan, pueden apoyar a sus paisanos en su tierra natal en las áreas de salud y educación.
“Escogimos rescatar nuestro folclore porque nos dimos cuenta que se estaba olvidando y quisimos poner nuestro granito de arena para preservar nuestra identidad y difundir nuestro verdadero folclore”, señaló Quintanilla a la VOA.
“El folclore es lo que conecta a nuestras raíces para no olvidar de dónde venimos, es lo que nos conecta con las personas”, añadió el representante de Flor de Café.
Para precisamente conectar a las personas y a las comunidades latinoamericanas en el área de Washington nació la iniciativa de realizar el primer encuentro folclórico. La idea es que la cita se convierta en un verdadero mosaico cultural. Su organizadora, María Elena Guzmán, explicó que el encuentro cumplirá dos funciones: “la difusión cultural de los pueblos y satisfacer la necesidad de una comunidad que lo pide”.
“Las comunidades latinoamericanas quieren sentirse representadas y al mismo tiempo involucradas para que juntas aprendan de las diferentes culturas. Si nosotros preservamos nuestras raíces culturales, seguimos sobreviviendo bajo nuestra esencia. Crear conocimiento sobre todo lo autóctono es lo que muestra nuestra cultura y eso es importante aquí en EEUU porque es sembrar en las nuevas generaciones ese cariño por lo nuestro”, expresó a la VOA, Guzmán, directora del Círculo Cultural Latinoamericano, una organización que busca promover actividades culturales y la herencia hispana en EEUU.
Por amor a los niños
Son muchas y varias las agrupaciones folclóricas en Estados Unidos, pero están unidas por la misma pasión y el deseo de no olvidar y dejar morir sus costumbres y tradiciones.
En su mayoría, estos grupos están integrados por miembros de una misma familia que van trabajando para conseguir más integrantes y así construir en cadena una base sólida que les permita crecer y extenderse. Y esto no sería posible si no se involucran a los niños que se convertirán en las futuras generaciones.
Este es el caso de José Luis Reyes, quien creó la organización José B. Reyes en honor a su padre, quien falleció hace cinco años. Reyes es de origen mexicano y cuenta que se inició en un principio con el baile de Los Tecuanes, conocida como la danza del jaguar.
“Mi papá me ayudó mucho para poder hacer esta danza típica de nuestro pueblo aquí en EEUU. Mi padre también la danzaba cuando vivía en el pueblo y él nos inculcó ese amor por lo nuestro. De la misma manera, nosotros seguimos con la danza para inculcarle a los niños, a los jóvenes ese amor por nuestras danzas, por nuestro folclore”, afirma Reyes.
“Hoy en día al ver bailar a mis hijos, a mis nietos siento una emoción muy grande, y solo espero que continúen con esta tradición”, agregó José Luis Reyes.
Según cuentan los directores de estas agrupaciones folclóricas su gran misión es preservar su cultura y herencia entre los niños y jóvenes y al mismo tiempo fomentar la unidad familiar en cada ensayo y en cada presentación.
“Muchos jóvenes no quieren ni hablar español o no conocen México y para nosotros es muy importante darle a conocer a los jóvenes de dónde vienen”, afirma Reyes.
Edith Girón es otra amante de la cultura tradicional de su país y enfocada en servir a los más pequeños. Por su amor a la marinera - baile típico de Perú -, decidió dar vida hace 12 años a Estampas Peruanas, una agrupación folclórica que busca mostrar al mundo la riqueza cultural del Perú con bailes y tradiciones de las tres regiones naturales que conforman el país sudamericano.
“A mí en lo personal siempre me ha gustado el folclore y con mi hija, cuando era una niña íbamos a los concursos de marinera y me encantaba ver a los niños con sus hermosos vestuarios. Luego nos juntamos con tres amigas y empezamos a hacer presentaciones en casa con nuestros hijos hasta que decidimos formar Estampas Peruanas”, recordó Girón, quien aseguró que su misión es incentivar a los más pequeños y a los adolescentes para que sigan bailando y manteniendo sus raíces.
Ahora Edith trabaja de la mano de su hija, quien la ayuda con las coreografías y busca la manera de incentivar la participación de los niños y jóvenes. Incluso han creado una beca de 700 dólares que otorgan a cada uno de sus miembros cuando abandonan la agrupación a la edad de 17 años.
“No es mucho, pero es algo simbólico para ayudarlos cuando se van a la universidad. Y me da mucha satisfacción ver que muchos de los jóvenes que formaron parte de Estampas Peruanas están regresando y nos ayudan con los más pequeños. Nuestro mensaje es que es muy importante que los padres inculquen esos valores a sus hijos del amor y la pasión por lo nuestro, porque de esa manera garantizamos que se transmita nuestra cultura y tradiciones de generación en generación”, destacó Girón.
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