El huracán Helene dejó docenas de muertos y miles de millones de dólares en daños a su paso por una amplia zona del sureste de Estados Unidos, y más de tres millones de clientes seguían sin electricidad mientras para otros residentes persistía la amenaza de las inundaciones.
El meteoro tocó tierra en la región de Big Bend, en Florida, el jueves en la noche como un huracán de categoría 4, con vientos de 225 kilómetros por hora (140 millas por hora), y avanzó rápidamente por Georgia, las Carolinas y Tennessee, arrancando árboles, dañando viviendas, desbordando ríos y arroyos y sobrecargando las represas.
El oeste de Carolina del Norte quedó prácticamente incomunicado debido a los deslaves y las inundaciones que obligaron a cerrar la Interstatal 40 y otras carreteras. Hubo cientos de rescates acuáticos, pero ninguno más dramático que el efectuado en el condado rural de Unicoi, en el este de Tennessee, donde docenas de pacientes y trabajadores fueron sacados en helicóptero del tejado de un hospital rodeado por el agua de un río desbordado.
Se espera que el meteoro, convertido ahora en un ciclón postropical, se cierna sobre el valle del Tennessee el sábado y el domingo, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes. Se mantenían activas algunas alertas por inundaciones en zonas del sur y el centro de los Apalaches, así como avisos por fuertes vientos para zonas de Tennessee y Ohio.
Entre los al menos 44 fallecidos a causa de la tormenta había tres bomberos, una mujer y sus gemelos de un mes y una mujer de 89 años cuya casa fue alcanzada por la caída de un árbol. Según un conteo de The Associated Press, las muertes se produjeron en Florida, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Virginia.
En Carolina del Norte, un lago que aparece en la película “Dirty Dancing” rebasó una represa y los vecindarios colindantes fueron evacuados, aunque no se temía que pudiese ceder. También se evacuó Newport, una ciudad de alrededor de 7.000 habitantes en Tennessee, por la preocupación que despertaba una presa cercana, aunque las autoridades dijeron más tarde que la estructura no presentaba fallos.
Además, se registraron tornados en algunas zonas, incluyendo uno en el condado de Nash, en Carolina del Norte, que dejó cuatro heridos graves.
En Atlanta cayeron 28,24 centímetros (11,12 pulgadas) de lluvia en 48 horas, un récord en ese periodo desde que comenzaron los registros en 1878, según dijo la Oficina del Meteorólogo Estatal de Georgia en la red social X. Algunos vecindarios sufrieron inundaciones tan graves que del agua sobresalían apenas los techos de los autos.
Moody’s Analytics prevé que los daños materiales asciendan a entre 15.000 y 26.000 millones de dólares.
El cambio climático ha agravado las condiciones que agravan este tipo de tormentas, que ganan intensidad rápidamente en aguas más calientes y se convierten en potentes huracanes a veces en cuestión de horas.
El presidente del país, Joe Biden, dijo que rezaba por los sobrevivientes y la directora de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) se dirigió a la zona afectada. La FEMA movilizó a más de 1.500 trabajadores, y hasta última hora de la mañana del viernes habían ayudado en 400 rescates.
Las autoridades pidieron a la población atrapada que avise a los equipos de emergencias y no se aventure a moverse por su cuenta ante la posibilidad de que en el agua haya cables eléctricos con corriente, aguas residuales, objetos afilados y otros desechos.
En Georgia, una empresa eléctrica advirtió de daños “catastróficos” en la infraestructura pública, con más de 100 líneas de alta tensión dañadas. Y funcionarios en Carolina del Sur, donde más del 40% de los clientes que quedaron sin servicio, dijeron que en algunos lugares los operarios tuvieron que abrirse paso entre los escombros solo para determinar qué quedaba en pie.
El huracán tocó tierra cerca de la desembocadura del río Aucilla, a unos 30 kms (20 millas) al noroeste de donde lo hizo el año pasado Idalia, que tenía casi la misma potencia. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, apuntó que los daños causados por Helene parecían ser mayores que los que dejaron, juntos, Idalia y el huracán Debby en agosto.
Helene es la octava tormenta con nombre de la temporada de huracanes en el Atlántico, que empezó el 1 de junio. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica predijo que esta temporada superará la media debido a las temperaturas récord del océano.
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