El poderoso avance de Milton hacia Florida apenas pocos días después de que Helene devastó grandes extensiones del sureste de Estados Unidos probablemente ha hecho que algunos habitantes de la región se pregunten si están siendo atacados. En algunos rincones del internet, Helene ya ha sido objeto de teorías conspirativas y desinformación que insinúan que, de alguna manera, el gobierno mandó el huracán contra votantes republicanos.
Además de ir en contra del sentido común, este tipo de teorías ignoran los antecedentes climáticos que muestran que los huracanes impactan muchas de las mismas zonas en las que lo han hecho durante siglos. También asumen que el ser humano cuenta con la capacidad para modificar el clima más allá de empeños relativamente menores como la siembra de nubes.
“Si los meteorólogos pudieran detener los huracanes, detendríamos los huracanes”, dijo Kristen Corbosiero, profesora de ciencias atmosféricas y ambientales en la Universidad de Albany. “Si pudiéramos controlar el clima, no querríamos el tipo de muerte y destrucción que ha ocurrido”.
A continuación presentamos un vistazo a lo que el ser humano puede y no puede hacer en lo referente al clima.
El poder de los huracanes, intensificado por el cambio climático
Un huracán completamente desarrollado libera energía térmica equivalente a una bomba nuclear de 10 megatones cada 20 minutos, más que toda la energía utilizada por la humanidad en un momento dado, según Chris Landsea, director de análisis tropical del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus iniciales en inglés).
Y ahora los científicos están encontrando muchas maneras en que el cambio climático está haciendo que los huracanes sean peores: los océanos tienen mayor temperatura, lo cual añade energía, y hay mayor presencia de agua en la atmósfera más cálida, que se convierte en lluvia, indicó Chris Field, director del Instituto Stanford Woods para el Medio Ambiente.
“La cantidad de energía que genera un huracán es una locura”, dijo Phil Klotzbach, investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado. Es el colmo de la arrogancia humana el pensar que la gente tiene la capacidad de alterarlos, declaró.
Pero eso no ha impedido que algunas personas hagan el intento, o que al menos piensen en intentarlo.
Históricamente, los intentos de controlar los huracanes han fracasado
Jim Fleming, del Colby College, ha estudiado los intentos históricos por controlar el clima y considera que el ser humano está muy lejos de contar con la tecnología práctica para tener éxito. Habló de un intento en 1947 en que General Electric se asoció con las fuerzas armadas de Estados Unidos para arrojar hielo seco desde aviones de la Fuerza Aérea en la trayectoria de un huracán con el objetivo de debilitarlo. No funcionó.
“Habitualmente, la ciencia abarca la comprensión, predicción y luego, un posible control”, dijo Fleming, destacando que la atmósfera es mucho más potente y compleja que la mayoría de las propuestas para controlarla. “La idea de que se puede controlar el poder de los cielos se remonta a la mitología griega, pero también es una idea fallida”.
En las décadas de 1960, 1970 y 1980, el gobierno de Estados Unidos puso a prueba brevemente el Proyecto STORMFURY. La idea era sembrar un huracán para reemplazar la pared de su ojo con una más grande que hiciera que la tormenta fuera de mayor tamaño, pero de menor intensidad.
Las pruebas no fueron concluyentes y los investigadores se dieron cuenta de que, si hacían que la tormenta adquiriera mayor amplitud, personas que no hubieran resultado afectadas por el huracán original ahora estarían en riesgo, lo cual plantea un problema ético y de responsabilidad legal, dijo el director del programa en alguna ocasión.
Durante décadas, el NHC y la agencia a la que pertenece, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), han recibido preguntas sobre la posibilidad de arrojar una bomba nuclear a un huracán. Pero las bombas no son lo suficientemente potentes, y se añadiría el problema de las consecuencias radioactivas, comentó Corbosiero.
Recurrir a icebergs, sembrado de tormentas o añadir sustancias que absorban el agua también son ideas que simplemente no funcionan, dijeron científicos de la NOAA.
El cambio climático da origen a innovaciones de ingeniería... y a muchas preguntas
Los intentos fallidos de controlar los huracanes difieren en cierto sentido de las ideas futuristas de algunos científicos para combatir el cambio climático y los eventos climáticos extremos. Esto se debe a que, en lugar de enfocarse en un evento climático de forma individual, la geoingeniería moderna operaría en una escala más grande: pensar en cómo revertir el extenso daño que los seres humanos ya le han causado al clima global con la emisión de gases de efecto invernadero.
Estos científicos afirman que una de las ideas más prometedoras que ven con base en los modelos computacionales es la geoingeniería solar. Este método involucraría la liberación de pequeñas partículas de aerosol a la capa superior de la atmósfera para reflejar una pequeña porción de los rayos solares de regreso al espacio, lo que enfriaría ligeramente al planeta.
Los simpatizantes de esta teoría reconocen que existen riesgos y desafíos. Pero también “podría tener beneficios bastante grandes, en particular para la gente más pobre del mundo”, dijo David Keith, profesor en la Universidad de Chicago y director fundador de la Climate Systems Engineering Initiative, en la que se investigan los posibles beneficios y riesgos de tecnologías aplicadas a modificar el clima.
Hace dos años, la mayor sociedad de científicos enfocados en temas climáticos, la American Geophysical Union, anunció la creación de un marco ético para una “intervención climática”.
Algunos científicos advierten que manipular la atmósfera terrestre para resolver el cambio climático probablemente genere una cascada de nuevos problemas. Michael Mann, climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania, expresó su preocupación de que el sólo hecho de hablar sobre lineamientos haría más probable que ocurra esa manipulación en el mundo real, algo que podría tener efectos secundarios perjudiciales.
Field, de Stanford, coincidió en que los modelos dejan entrever que la geoingeniería podría ser efectiva, y ello incluye mitigar las peores amenazas de los huracanes, aun si estos resultados están a varias décadas de distancia. Pero enfatizó que esta es apenas una parte de la mejor solución, la cual es detener el cambio climático mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
“Sin importar qué otra cosa hagamos, eso necesita ser el núcleo central de las actividades”, puntualizó.
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