Ginebra retornó a la calma después de tres noches de violentas manifestaciones contra la globalización.
La policía anti motines suiza utilizó gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua para reprimir a los activistas que protestaban la cumbre del Grupo de los Ocho en la cercana población de Evian, Francia.
Los manifestantes arrojaron piedras y botellas a los policías que trataban de despejar un puente que cruza el Lago Leman y había sido bloqueado por los activistas.
Las autoridades locales se vieron obligadas a aumentar las medidas de seguridad y solicitar ayuda alemana para reducir la violencia.
El domingo, miles de manifestantes marcharon por Ginebra y la cercana Lausanne.
Algunos rompieron ventanas y echaron bombas de gasolina, causando cuantiosos daños en el centro de la ciudad.