El gigantesco apagón en Estados Unidos y Canadá obligó a la gente a improvisar y tratar de realizar sus actividades esenciales sin electricidad o aire acondicionado en un sofocante día de verano.
En Nueva York, algunas personas prepararon asados con la carne que tenían de sus congeladores desconectados, y comieron helados antes de que se derritieran.
En las primeras horas del apagón, algunos decidieron esperar que pase la crisis antes que enfrentarse con las multitudes que llenaban las calles y los pocos bares que permanecieron abiertos.
Pero, cientos de miles de trabajadores que dependen del transporte público, que quedó paraizado, tuvieron que caminar muchos kilómetros para llegar a sus hogares. Otros pasaron la noche en las terminales de autobuses y trenes, o en la calle.
Centenares de turistas durmieron en las aceras o en la recepción de sus hoteles debido a la falta de generadores de emergencia que permitieran el funcionamiento de las llaves electrónicas en las puertas de las habitaciones.
Esta mañana, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg pidió a los trabajadores no esenciales que se queden en casa, “porque hay peores cosas que tomarse libre un viernes de verano”.
No obstante, Bloomberg dijo que los trabajadores esenciales deben reportarse a sus empleos.