La compañía estatal Aerolíneas Argentina está reduciendo su tamaño para una venta potencial. Para ello está recortando su personal en un 13 %, cerrando rutas domésticas deficitarias y hasta eliminando refrigerios disponibles a pasajeros, según fuentes y documentos vistos por Reuters.
Los recortes, mucho de los cuales no habían sido reportados previamente, son parte de un intento por aliviar el peso de la aerolínea sobre la espalda del Estado y atraer inversiones.
El plan está avanzando, a pesar de las críticas que ha traído el plan del presidente libertario Javier Milei de privatizar Aerolíneas Argentinas.
La compañía aérea, que viste los colores celeste y blanco de Argentina, es un caso paradigmático para las reformas de Milei, que están redireccionando a la segunda economía de Sudamérica hacia un camino muy distinto tras años de una fuerte presencia del Estado en la economía y vida de los argentinos.
Estos cambios han mejorado las finanzas del país, pero también han limitado el crecimiento y hecho crecer la pobreza.
Reuters habló con 10 ejecutivos de la empresa, funcionarios, pilotos, trabajadores aeronáuticos y sindicalistas, y tuvo acceso a un memorándum sobre los planes de achicar la aerolínea para su venta.
La decisión se tradujo en fuertes resultados operativos para Aerolíneas en el 2024, dijo una fuente jerárquica de la empresa antes de la publicación de los resultados anuales la semana próxima. Parte de esos resultados reflejan el objetivo de reducir en dos dígitos el personal apuntado en el documento visto anteriormente por Reuters.
"Nuestro objetivo es ponerla (Aerolíneas Argentinas) en orden", dijo a Reuters una fuente jerárquica de la compañía, agregando que la aerolínea buscaba operar de una manera más parecida a sus pares privados.
Así, "cuando llegue el momento, ya sea eventualmente de que el gobierno decidiera y habilitara políticamente su venta, la compañía estuviera en un estado para ser atractiva al mercado", explicó.
En julio Aerolíneas registró ganancias por primera vez en siete años, según datos compartidos con Reuters. Milei, un enfurecido economista, asumió la presidencia a fines del 2023, prometiendo destruir la fuertemente regulada y gravada economía argentina con recortes "motosierra".
Su plan para privatizar Aerolíneas Argentinas ha encontrado resistencia en el Congreso, pero el político libertario está determinado en cumplir con su meta. Su gobierno ha amenazado con directamente cerrar la empresa si no puede pasar a manos privadas.
"O se cierra, para cortar con el déficit, o se privatiza, pero no va a seguir en manos del gobierno", dijo Milei en una radio local en noviembre.
El partido libertario gobernante sostiene que la aerolínea ha consumido fondos públicos por 8.000 millones de dólares desde el 2008, cuando volvió a manos estatales tras una privatización anterior en la década de los noventas bajo el Gobierno de Carlos Menem, un referente político de Milei.
La Secretaría de Transporte desvío el comentario a Aerolíneas, que no respondió a pedidos de información por parte de Reuters.
"El trabajo es nuestra única arma"
El proceso de embellecer a la empresa implica abandonar rutas deficitarias, congelar salarios, programas de retiro voluntario y recortar el número de puestos por contrato, seis empleados de Aerolíneas dijeron a Reuters. Hasta el carro de los refrigerios ha pasado por la mira de los ejecutivos.
Siguiendo un famoso ejemplo de la estadounidense American Airlines, que quitó una aceituna de cada ensalada servida en primera clase en los 80s para reducir costos, Aerolíneas ha limitado sus opciones de refrigerio de vuelo, ahorrando más de 500.000 dólares por año, según la fuente jerárquica de la empresa.
La compañía argentina ahora solo ofrece un postre en la clase ejecutiva y eliminó una barra de cereales del menú de la clase turista, detalló la fuente.
Los aeropuertos han sido los focos de resistencia para los sindicatos y opositores de Milei, donde protestas han provocado importantes interrupciones en el tráfico aéreo en los últimos meses. En diciembre, el opositor gobernador de la provincia de Buenos Aires dijo que se opondría a cualquier intento de privatización.
"El único arma del que disponemos es nuestro trabajo", dijo el veterano piloto de Aerolíneas Juan Pablo Mazzieri, que lleva grabado un tatuaje del logo de la compañía, un cóndor andino, en su hombro.
Milei sostiene que la aerolínea necesita volverse más competitiva. Su administración ha estado buscando desregular el sector, permitiendo a operadores aéreos incrementar su actividad, y empujar una política de "cielos abiertos" que permita a competidores extranjeros ingresar al mercado.
Cortejando pretendientes
Milei ha propuesto vender Aerolíneas Argentinas de un golpe. De hecho, el presidente ejecutivo de la empresa, Fabián Lombardo, dijo a una radio local que varias compañías aéreas internacionales habían mostrado su interés. Por el momento esas pretensiones han permanecido informales, dijeron fuentes.
El único en declarar un interés público ha sido Abra Group, que controla a la colombiana Avianca y la brasileña Gol.
Sin embargo, Abra aún está analizando la operación y permanece incierto cómo sería una compra de Aerolíneas, dijo el director comercial de Abra, Joe Mohan, en una conferencia del sector en Dallas en noviembre.
Analistas han advertido que la venta de Aerolíneas no es necesariamente una operación sencilla.
"Probablemente va a ser más fácil que alguien ingrese con un porcentaje", dijo la fuente de alto nivel de Aerolíneas, ejemplificando con los planes de la alemana Lufthansa de adquirir el 41 % del paquete accionario de la italiana ITA.
No obstante, Aerolíneas necesita traer a la mesa la presencia de bancos y asesores porque necesita más claridad respecto a los planes del Gobierno, de acuerdo a la fuente.
El "Plan B" de Milei podría ser vender la compañía a sus empleados, deshaciéndose tanto de las complejidades financieras de la empresa y sus trabajadores, a quienes considera combativos, de un solo golpe. Aerolíneas dice que las disputas laborales la han costado millones de dólares.
La empresa ha cancelado beneficios de empleados como pagos por tiempo de viaje al trabajo, vuelos gratuitos, bonos basados en dólares y tiempo libre adicional, los cuales para el Gobierno se producían "a costa de los argentinos pobres".
Sin embargo, varios líderes sindicales han dicho que el control trabajador de la empresa no era una pieza de negociación.
Los sindicatos sostienen que la línea de bandera cumple un propósito social, más allá de la hoja de balance, en un país cinco veces más grande que Francia, que une puntos tan distantes como la Antártida y bosques tropicales en el norte, con ciudades muy lejanas entre si y con limitadas opciones de transporte.
Desde el comienzo de los recortes, que incluyeron un subsidio gubernamental a boletos aéreos, el uso de vuelos domésticos ha caído un 9 % en Argentina.
"Para lo que estamos acostumbrados aquí en Aeroparque, es casi la mitad de lo que manejábamos anteriormente", dijo Marcelo Austi, un empleado de Aerolíneas Argentinas en el aeropuerto metropolitano de la ciudad de Buenos Aires. "Es un impacto muy fuerte".
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