Siete muertos dejó un ataque llevado a cabo por un grupo de atacantes suicidas del Talibán contra la entrada de una de las compañías que abastecen a las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Kabul, la capital de Afganistán.
El atentado representa el último de una serie de ataques contra objetivos de alto perfil llevados a cabo por el Talibán como parte de la anunciada ofensiva de primavera.
Las autoridades afganas informaron que el ataque que se inició con la poderosa explosión de un camión bomba se produjo antes del amanecer. Posteriormente por lo menos dos milicianos se enfrentaron con las fuerzas de seguridad de Afganistán. Entre las víctimas del ataque se cuentan cuatro guardias de seguridad nepaleses y tres civiles.
Según el informe ofrecido por las autoridades, las fuerzas afganas recuperaron chalecos suicidas sin detonar.
El ataque se produce apenas un día después de que el portavoz del ministro del Interior, Sediq Sediqi informara que 299 policías afganos murieron en servicio entre el 10 de mayo y el 13 de junio, mientras que 618 resultaron heridos, lo que marca un incremento de las bajas y los heridos de 22% respecto al mismo período del año anterior.
Según el informe presentado por Sediqi, en el mismo periodo fueron abatidos 753 milicianos y más de 300 fueron detenidos, como resultado de las operaciones conjuntas entre el ejército y otras fuerzas. Las estadísticas oficiales también muestran que 180 civiles murieron en el mismo período debido a la violencia imperante en el país del sur de Asia.
Las bajas se han incrementado entre las fuerzas locales desde que las fuerzas de la OTAN transfirieron la responsabilidad de las operaciones de combate a las fuerzas locales en el pasado mes de junio.
El atentado representa el último de una serie de ataques contra objetivos de alto perfil llevados a cabo por el Talibán como parte de la anunciada ofensiva de primavera.
Las autoridades afganas informaron que el ataque que se inició con la poderosa explosión de un camión bomba se produjo antes del amanecer. Posteriormente por lo menos dos milicianos se enfrentaron con las fuerzas de seguridad de Afganistán. Entre las víctimas del ataque se cuentan cuatro guardias de seguridad nepaleses y tres civiles.
Según el informe ofrecido por las autoridades, las fuerzas afganas recuperaron chalecos suicidas sin detonar.
El ataque se produce apenas un día después de que el portavoz del ministro del Interior, Sediq Sediqi informara que 299 policías afganos murieron en servicio entre el 10 de mayo y el 13 de junio, mientras que 618 resultaron heridos, lo que marca un incremento de las bajas y los heridos de 22% respecto al mismo período del año anterior.
Según el informe presentado por Sediqi, en el mismo periodo fueron abatidos 753 milicianos y más de 300 fueron detenidos, como resultado de las operaciones conjuntas entre el ejército y otras fuerzas. Las estadísticas oficiales también muestran que 180 civiles murieron en el mismo período debido a la violencia imperante en el país del sur de Asia.
Las bajas se han incrementado entre las fuerzas locales desde que las fuerzas de la OTAN transfirieron la responsabilidad de las operaciones de combate a las fuerzas locales en el pasado mes de junio.