El jefe de la Agencia de Investigación Criminal mexicana, Felipe de Jesús Gallo, se disculpó públicamente el jueves por decir que México era “el campeón” en la producción de fentanilo, horas después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador —quien niega que esta droga se fabrique en el país— pidiera a la Fiscalía General de la República aclarar tales comentarios.
“Es evidente que dicha palabra, que fue tomada por la AP y un medio mexicano, fue inadecuada; y, en razón de ello, el Maestro Gallo se disculpa públicamente; explicando que el propósito, en el que evidentemente no debió usar esa palabra, era destacar el largo combate legal que ha tenido que llevar a cabo nuestro país para combatir la producción, el trasiego y la exportación de drogas sintéticas”, indicó en un comunicado la Fiscalía, de la que depende Gallo.
En una conferencia de prensa sobre drogas sintéticas llevada a cabo en la Ciudad de México el martes y en la que también participaron funcionarios estadounidenses, Gallo dijo que desde la década de 1990 “México ha sido el campeón en la producción de metanfetaminas y ahora de fentanilo”.
López Obrador ha dicho en el pasado que los cárteles mexicanos sólo prensan el fentanilo en pastillas o le añaden toques finales.
En su conferencia matutina pidió a la Fiscalía que precisara su fuente. “Estamos llevando a cabo todo un control del ingreso de precursores químicos y estamos destruyendo como nunca laboratorios de precursores químicos, pero de ahí a que México sea el principal productor de fentanilo sí hay una gran diferencia”, indicó.
“A mí gustaría que la Fiscalía precisara sobre esto, porque es muy alarmista”, añadió. “No puedo decir que fue una exageración ni puedo decir que no sea cierto".
Los expertos coinciden en que los cárteles de México utilizan precursores químicos procedentes de China e India para fabricar el opioide sintético y pasarlo de contrabando a Estados Unidos, donde causa unas 70.000 muertes por sobredosis al año y genera ganancias millonarias para las organizaciones criminales.
Aunque el consumo de fentanilo no está muy extendido en México, la adicción a la metanfetamina es habitual, según los expertos.
Gallo dijo el martes que los cárteles mexicanos han puesto en marcha la producción de metanfetamina a escala industrial en muchos estados del país y ahora exportan la droga a todo el mundo.
“Créame que la producción de metanfetamina ya se ha industrializado, que no sólo se da en los montes, ya no solamente se da en la sierra, o en el desierto de Sonora”, declaró, o en las montañas del norteño estado de Sinaloa, sino que también se produce en el centro del país, en estados como Hidalgo o Puebla o en el noroccidental estado de Jalisco.
Desde hace años se han detectado miles de laboratorios de drogas en las colinas y matorrales de los alrededores de Culiacán, la capital de Sinaloa. A menudo, estos puntos de producción clandestinos y rurales eran laboratorios improvisados, cubiertos con ramas de árboles y lonas, y coloquialmente llamados “cocinas”.
Ahora, el tráfico de metanfetamina se ha vuelto tan lucrativo y sofisticado que la droga mexicana se exporta a lugares tan lejanos como Hong Kong o Australia.
Datos oficiales muestran que la producción de drogas sintéticas en México es a gran escala.
En febrero, la Marina mexicana incautó más de 20 toneladas de metanfetamina en el mayor laboratorio de drogas descubierto durante el actual gobierno, que comenzó en diciembre de 2018.
La producción de fentanilo también es enorme, aunque al tratarse de una droga más potente, el volumen es menor. Hace un año, los soldados incautaron más de medio millón de pastillas en Culiacán, en lo que el ejército describió entonces como el mayor laboratorio de drogas sintéticas encontrado hasta la fecha en el país.
Los comentarios del presidente sobre el fentanilo han sido tan polémicos en ocasiones como sus referencias a los cárteles.
El jueves, cuando le preguntaron si los grupos criminales lo tratan bien cuando va de gira por zonas controladas por la delincuencia, el presidente respondió que siempre son “respetuosos todos”.
“A veces se encuentra uno con gente extraña, pero respetuosa”, agregó.
Es evidente que las afirmaciones de López Obrador no coinciden con la realidad de millones de mexicanos que viven en zonas dominadas por los cárteles, que extorsionan a la población o secuestran y matan a quien se niega a pagar.
“Las agresiones que se dan en el país por lo general se dan entre los grupos afortunadamente, aunque todas las agresiones, y más las pérdidas de vidas humanas son lamentables”, agregó el mandatario.
Desde hace tiempo López Obrador se ha negado a enfrentarse directamente a los cárteles, cuyos integrantes —según afirma— se vieron forzados a dedicarse a la criminalidad debido a la falta de oportunidades. Su estrategia de “abrazos, no balazos” ofrece programas sociales a los jóvenes para que no ingresen a los grupos delictivos.
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