En las últimas horas, las autoridades bolivianas se han concentrado en amplificar la información sobre las recomendaciones para la jornada de votación que se llevará a cabo este domingo 18 de octubre, en el que se definirá a los nuevos gobernantes del país, por los próximos cinco años y a las que Estados Unidos ha alentado se realicen pacíficamente.
El gobierno interino tiene previsto destinar unos 30.000 efectivos policiales para garantizar este proceso democrático. Para monitorear los comicios la Organización de Estados Americanos (OEA), ha destinado una comitiva electoral compuesta por un total de 40 expertos y observadores.
En entrevista con la Voz de América, el viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría, detalló los operativos que se pondrán en marcha. “Se ha trabajado un gigante operativo para el día de las elecciones con el Tribunal Supremo y de manera previsoria ya se tiene listo un plan pos elecciones que le dé al ciudadano tranquilidad, le permita continuar sus actividades económicas y movilizarse”.
Varias medidas de bioseguridad debido a la pandemia se emplearán en todos los recintos electorales del país y los ciudadanos acudirán a votar en dos grupos, de acuerdo a su cédula de identidad.
Por otro lado, empresas especializadas se encargan de la desinfección y fumigación de los sitios de concurrencia ciudadana, para extremar los cuidados, debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19.
Autoridades encargadas del control de bioseguridad, como Pablo Burgos, afirman que se establecerán puntos de información en la parte externa de los colegios donde se realizará la votación y solo se permitirán filas con distanciamiento de un metro y medio.
Los bolivianos deberán elegir a su candidato de preferencia entre cinco partidos políticos que aspiran al poder. Además según expertos, del resultado de estas elecciones depende en gran medida las relaciones venideras que el país suramericano entablará con EE.UU., y cómo manejará su política exterior.