Escasez de oxígeno, saturación de unidades de terapia intensiva, colapso del sistema funerario, especulación de medicamentos y medidas de control más estrictas vuelven a mostrar un panorama preocupante en Bolivia, donde los contagios por COVID-19 se han incrementado a más de 2.000 por día.
Las autoridades aseguran que se extreman esfuerzos para contener la propagación del nuevo coronavirus, pero los testimonios reflejan un panorama de desesperación.
“Ayer yo he dado una vuelta a casi toda Santa Cruz y no he podido cargar, sigo con mi botellón, no sabemos de dónde conseguir el oxígeno”, se quejó un padre de familia.
En entrevista con la Voz de América, el director de Vigilancia Epidemiológica del Departamento de Cochabamba, Rubén Castillo, dijo que hace dos semanas la tercera ola ya impacta a esta región y crece la demanda en el sistema de atención pública.
“Lamentablemente la situación no ha cambiado con referencia al año pasado. Estamos en similar situación se podría decir, nuestras terapias intensivas están colapsadas al igual que las terapias intermedias y también en el requerimiento de los insumos que se están incrementando en este periodo”.
Santa Cruz es aún el departamento más golpeado del país y se han duplicado los casos activos, informó el gerente de Epidemiología del Servicio de Salud, Carlos Hurtado.
“Hay 145 personas ingresadas en las Unidades de Terapia intensiva, que también nos demuestra el impacto y la magnitud de esta tercera oleada”.
Mientras tanto, el proceso de vacunación avanza lentamente en todo el país con el plan de inmunización segmentado, aunque debido al ausentismo en los centros de salud en los últimos días se amplió el rango de edades a partir de los 40 años.
Según el Ministerio de Salud, en Bolivia se han aplicado hasta la fecha 1.246.112 vacunas, entre la primeras y segundas dosis de Sputnik V, AstraZeneca, Sinopharm y Pfizer.
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