Brasil superó el jueves los 2 millones de casos de coronavirus y ya alcanzó las 76.000 muertes, y aunque la pandemia ha disminuido un poco en las grandes ciudades del país, está alcanzando su pico en otras regiones.
El país ha llegado a reportar esta semana al menos 1.000 muertes diarias.
Los expertos atribuyen la gravedad de la crisis a la actitud del presidente Jair Bolsonaro de minimizar el peligro del virus y a la falta de una coordinación de esfuerzos a nivel nacional.
“El virus habría sido difícil de contener de todos modos, pero esta cifra de 2 millones de casos, la cual está muy subestimada, demuestra que esto podría haber sido diferente”, opinó el doctor Adriano Massuda, un profesor de la universidad Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo.
Según Massuda, “no hay una estrategia nacional para hacer pruebas ni medidas desde arriba… muy pocos esfuerzos para mejorar la atención básica de salud para encontrar los casos graves antes que sean más graves, y no hay rastreos”.
Las respuestas a la pandemia recayeron en las autoridades municipales y estatales, y fueron muy diferentes. También, algunas regiones reactivaron sus economías antes de lo recomendado por los expertos de salud.
Bolsonaro, que descartó desde un principio al virus como “un catarrito”, ha dado positivo dos veces a la COVID-19 en las últimas dos semanas.
Su gobierno afirma que los confinamientos para combatir la expansión del virus obligaron a más de medio millón de comercios a cerrar temporal o permanentemente en las dos primeras semanas de junio.
Con el nuevo conteo, Brasil se mantiene en el segundo lugar del mundo en casos confirmados y muertes de coronavirus.
Estados Unidos sigue al frente de la lista con 3.570.000 casos y 138.291 muertes, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.