Las autoridades geofísicas de Ecuador afirman que la reciente actividad de dos volcanes pudiera poner en peligro a varias poblaciones de la zona y alterar la geografía de la Amazonía adyacente.
Ecuador es un país de volcanes, con cerca de 27 potencialmente activos. En los últimos 24 meses, el Reventador y el Sangay aumentaron su actividad con lanzamientos de cenizas y lava. Según reportes del Instituto Geofísico, desde 2019 el Sangay ha incrementado su proceso eruptivo significativamente, con descensos de flujos incandescentes hacia quebradas y ríos de la Amazonía.
La directora del Instituto Geofísico, Silvana Hidalgo, dijo que “se han dado cambios morfológicos muy importantes desde el inicio de esta erupción”, lo que implica alteraciones geográficas no exentas de peligro.
Una autoridad local, el alcalde del cantón Morona, Franklin Galarza, ha expresado preocupación por los cerca de 20.000 habitantes que tiene la ciudad de Macas, a solo 50 kilómetros del volcán.
“Un sismo, un movimiento telúrico alrededor del volcán Sangay, puede generar consecuencias dramáticas catastróficas”, advirtió.
La actividad eruptiva está presentando picos continuos y el material volcánico se está depositando en una quebrada de unos 1.000 metros de ancho, que con las lluvias podría provocar flujos de sedimento y agua desde las laderas del volcán.
“Hemos visto cómo esta quebrada se ha ido ensanchando”, dijo la geofísica Hidalgo.
La última caída de ceniza ocurrida el 6 de marzo afectó a cinco provincias: Guayas, Cañar, Chimborazo, Los Ríos y Bolívar. La población teme una fase explosiva del Sangay como la ocurrida en 1628, que ocultó el sol por varios días.