Con su brutalidad, sus logros tecnológicos y su ideología rígida, la Unión Soviética se erguía sobre el mundo como un coloso inmortal.
Condujo a la humanidad al espacio exterior, hizo estallar el arma nuclear más poderosa de la historia e infligió purgas sangrientas y crueles campos de trabajos forzados a sus propios ciudadanos mientras se presentaba como la vanguardia de la revolución ilustrada.
Pero su tiempo de vida fue menor al del ser humano promedio: Nacida hace 100 años, murió días antes de su 69no cumpleaños.
La Unión Soviética inspiró lealtad y también provocó consternación entre sus 285 millones de ciudadanos. Esa dicotomía fue resumida por el presidente ruso Vladimir Putin, que sirvió en su notoria agencia de inteligencia y seguridad, la KGB.
“Cualquiera que no lamente la desaparición de la Unión Soviética no tiene corazón”, dijo. “Cualquiera que quiera que sea restablecida no tiene cerebro”.
En el centenario del tratado que formó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, The Associated Press repasa los acontecimientos de su ascenso y caída.
SU FUNDACIÓN
Cinco años después del derrocamiento del gobierno zarista de Rusia, cuatro de las repúblicas socialistas que se habían formado tras su caída firmaron un tratado el 30 de diciembre de 1922 para crear la URSS: Ucrania, Bielorrusia, Transcaucasia —que se extendía a traves de Georgia, Armenia y Azerbaiyán— y Rusia, incluidas las posesiones del antiguo imperio en Asia Central. La URSS, que luego se expandió para incluir a Moldavia, Letonia, Lituania y Estonia, dejó que las repúblicas tuvieran sus propios gobiernos e idiomas nacionales, pero todas subordinadas a Moscú.
LENIN MUERE
Vladimir Lenin, el primer líder soviético, ya tenía mala salud cuando se formó la URSS y murió poco más de un año después. Josef Stalin superó a sus rivales en la consecuente lucha por el poder.
COLECTIVIZACIÓN
Stalin incorporó las propiedades privadas en granjas estatales y colectivas. La resistencia a la colectivización y las ineficiencias de la política agravaron las hambrunas. El “Holodomor” en Ucrania de 1932 a 1933 derivó en la muerte de unas 4 millones de personas, y muchos lo consideran un genocidio.
GRAN PURGA
Motivadas por el miedo de Stalin a los rivales, las autoridades soviéticas de la década de 1930 iniciaron farsas judiciales contra figuras destacadas de las que se decía eran enemigas del Estado y llevaron a cabo arrestos y ejecuciones generalizados, con frecuencia basándose en poco más que en denuncias por parte de vecinos. Se calcula que hasta 1,2 millones de personas murieron entre 1937 y 1938, el período más intenso de la purga.
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
La Segunda Guerra Mundial infligió un sufrimiento colosal a la Unión Soviética, pero consolidó su estatus de superpotencia e hinchó los corazones de sus ciudadanos con la convicción de que la suya era una nación virtuosa e indomable.
Se estima que murieron 27 millones de soviéticos. La Batalla de Stalingrado fue una de las más sangrientas de la historia. Las fuerzas nazis y sus aliados del Eje sitiaron Leningrado durante más de dos años. El Ejército Rojo contraatacó con tenacidad y avanzó lentamente hasta llegar a Berlín, lo que puso fin a la guerra en Europa.
Tras el conflicto Estonia, Lituania y Letonia quedaron incorporadas a la Unión Soviética, al igual que lo que posteriormente se convirtió en Moldavia. Stalin se valió de conferencias durante la guerra para exigir una esfera de influencia soviética en Europa del Este, y a la larga atrajo a Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria y Alemania Oriental detrás de la llamada Cortina de Hierro.
STALIN MUERE
La muerte de Stalin en 1953 fue traumática para los soviéticos que lo veneraban. Enormes multitudes se reunieron para presentar sus respetos y presuntamente más de 100 personas murieron aplastadas. Stalin no dejó un sucesor designado y se desató una lucha por el poder entre el liderazgo del país. Nikita Kruschev consolidó su posición en la cima en 1955.
EL DESHIELO DE KRUSCHEV
Luego de haber sido un funcionario leal, Kruschev se volvió contra su predecesor una vez que estuvo firmemente en el poder. En un discurso ante un congreso del Partido Comunista, criticó durante horas la brutalidad de Stalin y el “culto a la personalidad” que engendró. Más tarde hizo que sacaran el cuerpo de Stalin del mausoleo de la Plaza Roja donde también yacía el cuerpo de Lenin.
El discurso fue un punto clave en lo que llegó a conocerse como el Deshielo de Kruschev, un periodo en el que disminuyeron la represión y la censura.
Kruschev fue destituido en 1964 en una votación del Presídium del Sóviet Supremo, que estaba encabezado por Leonid Brezhnev. Él se convirtió en el líder de la URSS.
LA CARRERA ESPACIAL
El lanzamiento en 1957 del Sputnik-1, el primer satélite artificial, provocó una enorme preocupación en Estados Unidos de que los soviéticos estaban colocándose rápidamente a la vanguardia en el desarrollo tecnológico. Washington aceleró su programa espacial, pero la URSS envió al primer ser humano al espacio exterior, Yuri Gagarin, cuatro años después. El vuelo suborbital de 15 minutos del estadounidense Alan Shepard, efectuado el mes siguiente, sólo subrayó la brecha entre ambos países en cuestiones del espacio.
CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA
Posiblemente lo más cerca que ha estado el mundo de una guerra nuclear total fue la confrontación de 1962 entre Estados Unidos y la URSS por la presencia de misiles nucleares soviéticos en Cuba, que Kruschev envió en respuesta a los misiles estadounidenses con capacidad nuclear colocados en Turquía. Washington ordenó un bloqueo naval de la isla y las tensiones se dispararon, pero los soviéticos acordaron retirar los misiles a cambio de la remoción de los misiles estadounidenses de Turquía. Una consecuencia positiva fue el establecimiento de una línea directa entre Estados Unidos y la URSS para facilitar las comunicaciones en momentos de crisis.
DISTENSIÓN
En los años de Brezhnev, Washington y Moscú se involucraron en el llamado período de “distensión”, en el que firmaron varios tratados de control de armas, mejoraron las relaciones comerciales y se llevó a cabo el acoplamiento espacial de las naves Apolo y Soyuz, la primera misión conjunta en el espacio exterior. Eso llegó a su fin después de que la Unión Soviética invadiera Afganistán. Brezhnev murió en 1982, y las relaciones bilaterales se debilitaron bajo sus sucesores Yuri Andropov y Konstantín Chernenko, quienes estaban enfermos y murieron tras menos de 15 meses en el cargo.
GUERRA DE AFGANISTÁN
A pesar de la reputación de Afganistán de ser “el cementerio de los imperios”, los soviéticos enviaron soldados en 1979, asesinaron al líder del país e instalaron a un sucesor complaciente. La lucha se prolongó durante casi una década. Las fuerzas armadas soviéticas —115.000 en el punto álgido de la guerra— fueron maltratadas por guerrilleros de la resistencia acostumbrados al terreno accidentado. El líder soviético Mijaíl Gorbachov inició un retiro en 1987 y lo completó en 1989. Más de 14.000 soldados del Ejército Rojo murieron en el conflicto, que erosionó la imagen de la superioridad militar soviética.
ESTANCAMIENTO
“Ellos simulan que nos pagan y nosotros fingimos que trabajamos”. Esta frase sarcástica se popularizó en la era de Brezhnev en medio de una economía tambaleante con un crecimiento bajo e incluso negativo. La rigidez de la planificación central era considerada una causa importante de ello, junto con el elevado gasto en defensa.
EL ASCENSO DE GORBACHOV
El adusto letargo que se afianzó a finales de la década de 1970 se disipó cuando Gorbachov fue elegido líder del Partido Comunista después de la muerte de Chernenko. De carácter afable, relativamente joven a los 54 años, y acompañado por su elegante esposa, Raisa, Gorbachov aportó un toque fuertemente humano a un gobierno sombrío y opaco, desatando un entusiasmo apodado “Gorbimanía” en Occidente. En cuestión de meses ya estaba haciendo campaña para poner fin al estancamiento económico y político, utilizando el “glasnost” —apertura— para perseguir el objetivo de la “perestroika”: La reestructuración.
Firmó dos acuerdos históricos sobre armas con Estados Unidos, liberó a presos políticos, permitió el debate abierto, las elecciones con diversos candidatos, la libertad para viajar y puso fin a la represión religiosa.
Pero las fuerzas que desató rápidamente escaparon de su control. Tensiones étnicas reprimidas durante mucho tiempo emergieron en conflictos en áreas como el sur del Cáucaso. Huelgas y disturbios laborales siguieron a aumentos de precios y una escasez de bienes de consumo tan severa que incluso las tiendas que eran la joya de Moscú estaban vacías.
CHERNÓBIL
El prestigio de Gorbachov en Occidente se vio socavado cuando un reactor de la nucleoeléctrica de Chernóbil explotó en 1986, arrojando residuos radiactivos sobre gran parte de Europa durante una semana. A pesar de la alardeada glasnost del mandatario, los soviéticos no informaron del desastre al mundo exterior, y ni siquiera a sus propios ciudadanos, durante dos días. Permitieron la celebración de un gran evento del Primero de Mayo en Kiev a pesar de los elevados niveles de radiación.
CAE EL MURO DE BERLÍN
Aunque la URSS había enviado tropas para sofocar los alzamientos en los Estados satélites de Hungría y Checoslovaquia en 1956 y 1968, no intervino cuando la democratización y las olas de disidencia se extendieron por los países del Bloque Oriental en 1989. La consecuencia más notable de esa decisión de no intervenir ocurrió cuando Alemania Oriental permitió el paso hacia Alemania Occidental: Manifestantes jubilosos se arremolinaron en torno al Muro de Berlín que había impedido ingresar al sector soviético de la ciudad desde 1961 y comenzaron a derrumbarlo con mazos.
INTENTO DE GOLPE DE ESTADO
El primer ministro soviético, el ministro de defensa, el jefe de la KGB y otros altos funcionarios, alarmados ante el creciente separatismo y los problemas económicos, pusieron a Gorbachov bajo arresto domiciliario en su dacha de vacaciones y ordenaron el cese de todas las actividades políticas el 19 de agosto de 1991. Tanques y soldados recorrieron las calles de Moscú, pero las multitudes se reunieron para desafiarlos. El presidente ruso, Boris Yeltsin, se subió a un tanque frente al edificio de la Duma —el parlamento— para denunciar a los golpistas. El intento fracasó en tres días y Gorbachov regresó a Moscú, aunque con su poder severamente debilitado.
EL COLAPSO
Durante los cuatro meses siguientes, la URSS se desintegró con el lento dramatismo de un glaciar que se desmorona, a medida que varias repúblicas, incluida Ucrania, declararon su independencia. Yeltsin prohibió las actividades del Partido Comunista en Rusia.
Los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron un acuerdo en diciembre que declaraba que la Unión Soviética había dejado de existir. Gorbachov renunció el 25 de diciembre y la bandera de la URSS fue arriada del Kremlin.
Persiste el debate sobre qué fue lo que derribó al coloso: Sus modos represivos, las malas decisiones de líderes que padecían enfermedades, la adhesión a una ideología posiblemente inviable; todo podría haber tenido algo que ver.
Treinta años después, el analista Dmitri Trenin, entonces director del Carnegie Moscow Center (Centro Carnegie de Moscú), dijo a The Associated Press: “El derrumbe de la Unión Soviética fue una de esas ocasiones en la historia que se cree que son impensables hasta que se vuelven inevitables”.
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