Horas antes de caer en impago, el gobierno argentino canceló una cuota por $642 millones de dólares al Club de Paris, intentando enviar el mensaje de que el país tiene la voluntad de continuar cumpliendo con sus obligaciones.
Pero a menos que una reunión entre la delegación argentina, que ya se encuentra en Nueva York, y el mediador nombrado por el juez, dé resultados, el país caerá mañana en default.
Hasta ahora, el juez de la causa ha detenido un pago de $500 millones de dólares a los dueños de bonos que negociaron con el gobierno en 2005 y 2010, aduciendo que si el gobierno tiene fondos para ellos, también los tiene para los "bonistas" que no llegaron a un acuerdo.
El gobierno argentino se ha esforzado por proyectar la idea que Argentina no caerá en default porque el país paga. Si los bonistas no cobran es porque el juez no lo permite.
"Argentina paga. El default técnico no existe, es un invento de las calificadoras de riesgo, de grupos minúsculos especuladores del sistema”, dijo en Buenos Aires, el jefe de gabinete argentino, Jorge Capitanich.
“Le tienen que explicar al mundo por qué impiden cobrar lo que Argentina ha pagado —agregó. Será el primer caso en el mundo que un deudor paga, cumple y existe un juez que pretende interpretar lo contrario, porque un acreedor no puede declarar el default de nadie, tendrán que inventar algo para justificar las barbaridades que han hecho", dijo el funcionario.
El Club de París está formado por 20 países, pero solo 16 son acreedores de la Argentina. La mayor parte de la deuda argentina es con Japón y Alemania, pero ésta no tiene nada que ver con la deuda que se negocia en Nueva York.
En principio, la delegación argentina en Nueva York no tiene intenciones de reunirse cara cara con los acreedores de los llamados "fondos buitre", que demandan el pago completo de su inversión más intereses.