La cancillería argentina protestó este martes contra el gobierno de Nicaragua por la presencia del iraní Mohsen Rezai, quien estuvo en la toma de posesión de un nuevo mandato de la dupla Ortega-Murillo.
Argentina señaló que la presencia de Rezai “constituye una afrenta a la justicia y a las víctimas del brutal atentado terrorista” que se dio en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), y que dejó más 80 muertos y 300 heridos.
Rezai, actual vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán, es una de las personas acusadas por la Justicia argentina por organizar dicho atentado y sobre él pesa una alerta roja de la Interpol.
En ese sentido, Argentina “exigió al Gobierno de Irán la cooperación de manera plena con la Justicia” de ese país “permitiendo que las personas que han sido acusadas de participar del atentado contra la AMIA sean juzgadas por los tribunales competentes”.
Sin embargo, Daniel Ortega, aislado de representantes de peso en la ceremonia de su investidura este 10 de noviembre, recurrió a invitar a personajes polémicos como Rezai, pero también a algunos prófugos de la justicia, como los exmandatarios salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, quienes han sido acusados de actos de corrupción en sus países, pero recibidos con los brazos abiertos en Managua.
"Se quiere coraje para estar presente aquí en Nicaragua", dijo Ortega al celebrar la presencia del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien fue uno de los tres mandatarios que estuvo en la toma de posesión. Los otros dos fueron Miguel Díaz Canel, de Cuba, y Nicolás Maduro, de Venezuela.
Algunos analistas han dicho que los invitados de Ortega “concuerdan con su línea ideológica pero también criminal” con su postura con respecto a los derechos humanos y la búsqueda de la justicia.
Ortega fue juramentado este 10 de enero junto a su esposa, Rosario Murillo, en medio del desconocimiento de la comunidad internacional, incluido los países de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que rechazaron los resultados de las elecciones en Nicaragua.
Según la OEA, las elecciones en Nicaragua “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”.
Ortega respondió ante el desconocimiento con críticas furibundas al organismo que lo señala de ser un instrumento de Washington.
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