El tráfico humano afecta a más de 27 millones de personas en el mundo, según datos del Departamento de Seguridad Nacional, y destroza vidas y familias. Irma Reyes es madre de una joven víctima de tráfico sexual.

“Es como una pesadilla de la que no puedo despertar. Todo duele, pero lo que más me llega a la mente es que ella fue vendida, como si no fuera nada”.

En solidaridad con las víctimas, la Arquidiócesis de Nueva York lanzó una campaña de concientización e instaló la escultura ‘Dejad libres a los oprimidos’, del artista Timothy Schmalz, que representa a las personas sometidas al tráfico humano. Van desde bebés, novias, niños soldados, esclavas sexuales y a quienes les roban los órganos.

“Uno de los epicentros de esta tragedia son nuestros países de Latinoamérica, especialmente en la frontera, en los lugares donde está la gente vulnerable, porque hay muchísimos secuestros y tráfico de estos que entran por ahí a los Estados Unidos”, dice el padre Enrique Salvo, rector de la Catedral de San Patricio.

Según la arquidiócesis, unos 6 millones de personas visitan la Catedral cada año lo que la convierte en lugar importante de sensibilización. Su patrón, San Patricio, también fue víctima de tráfico humano. Romper el silencio y donar a instituciones que luchan contra este flagelo son formas de ayudar.

La escultura en la icónica Catedral de San Patricio quedará abierta al público de manera permanente.