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Arrestados sospechosos de masacre de mormones en norte mexicano


Rodeados de policías mexicanos fuertemente armados, miembros de la familia LeBarón, lloran a sus familiares muertos en una emboscada supuestamente realizada por narcotraficantes en Sonora, México, en octubre pasado. Foto AP
Rodeados de policías mexicanos fuertemente armados, miembros de la familia LeBarón, lloran a sus familiares muertos en una emboscada supuestamente realizada por narcotraficantes en Sonora, México, en octubre pasado. Foto AP

El gobierno mexicano anunció el domingo la detención de siete sospechosos de haber participado en la masacre de tres mujeres y seis niños, de una comunidad mormona en el norte del país, en un crimen que ha abierto cuestionamientos a la política de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Según la Fiscalía General de la República, cuatro de los sujetos fueron arrestados bajo cargos de delincuencia organizada para traficar drogas, pero hasta el momento no han sido acusados por el asesinato de las nueve personas, indicó la agencia de noticias The Associated Press.

Otros tres sujetos habían sido arrestados en días previos y uno de ellos es Fidel Alejandro Villegas, jefe policial de la aledaña ciudad de Janos, Chihuacha, cerca del lugar donde ocurrió el asesinato de los mormones, agregó un reporte de la agencia Reuters.

El motivo de la masacre sigue bajo investigación. La prensa mexicana, sin embargo, ha barajado numerosas hipótesis. La primera fue que las víctimas, de nacionalidad mexico-estadounidense, habían quedado atrapados en el fuego cruzado entre dos bandas rivales de narcotraficantes.

Luego se publicaron reportes de que los familiares de las víctimas habían denunciado que estaban siendo amenazados por miembros del narcotráfico que operan en la misma zona donde los mormones tienen el complejo en que viven.

El caso generó titulares de primera plana en México y Estados Unidos por tratarse e mujeres y niños con nacionalidades estadounidenses, en momentos en que ya se hablaba de la falta de efectividad de la estrategia del presidente López Obrador, quien en su campaña decía que al narcotráfico había que enfrentarlo “con abrazos y no con balas”.

Julián LeBarón, que perdió a parientes y amigos en la emboscada, dijo que era ”preocupante” el arresto del jefe de policía Janos. Hizo notar que el hombre llevaba 13 años en el cargo, ante lo cual cuestionó cómo era posible que las autoridades estatales no supieran que trabajaba para un cártel del narcotráfico.

Los familiares de las víctimas han criticado también los estrictos controles mexicanos para la compra de armas, ya que según los LeBarón, estos les impiden adquirir fusiles de asalto similares a los que usan las bandas narcos.

Según AP, Le Baron señaló que la policía tiene un monopolio local de las armas y participa en el asesinato de mujeres y niños.

Las autoridades han dejado entrever que el crimen fue cometido por narcotraficantes, pero no se ha pronunciado sobre el motivo. Los LeBarón han tenido también enfrentamientos con vecinos de su complejo por derechos de agua en sus propiedades. La disputa con los vecinos ha incluido intercambios de disparos.

Desde que asumió el poder, López Obrador ha tenido que hacer frente a las críticas por el caso de los mormones, así como por el fiasco en el que la policía tuvo que liberar a un hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, tras una batalla campal en Culiacán, en la cual los narcos rodearon a la policía obligándola a entregar a Ovidio Guzán, alias “El Ratón”. López Obrador dijo que se tomó la decisión de liberar a Guzmán, minutos después de su captura, “para salvar vidas”.

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