Nueva Jersey se convirtió en el primer estado de la unión americana, en 42 años, en abolir la pena de muerte.
El gobernador Jon Corzine proclamó la medida que reemplaza la sentencia de pena capital por cadena perpetua sin posibilidad de fianza.
Corzine calificó la ocasión como un día de progreso para aquellos que rechazan la pena de muerte como respuesta moral o práctica al grave delito de asesinato.
Críticos dicen que la práctica de la pena capital viola la prohibición constitucional de castigos “crueles e inusuales”.
Agregan que las pruebas de ADN, que han exonerado a algunos reos sentenciados a muerte en años recientes, cuestionan la capacidad del sistema judicial para llevar a cabo de manera justa dicho castigo permanente.
Los partidarios de la pena de muerte dicen que es una sentencia que disuade el crimen.