Rusia pretende quedarse con vastos territorios del Ártico, donde se cree está aún sin descubrir una cuarta parte del petróleo y gas del planeta, por lo cual ha sometido ante Naciones Unidas su reclamo.
Moscú reivindica 1,2 millones de kilómetros cuadrados de la plataforma marítima del Ártico, la cual se proyecta 650 kilómetros desde sus costas.
No es el único país que quiere su tajada. Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega también tienen reclamos similares aunque sus aspiraciones territoriales son un tanto menores.
La rivalidad por el Ártico se ha intensificado con el encogimiento de la capa de hielo polar que abre nuevas oportunidades a la exploración y explotación petroleras.
Rusia no ha esperado a que la Comisión de límites de la ONU comience a revisar su reclamo este otoño, y se ha adelantado a restaurar una base militar que data de la era soviética en las Nuevas Islas de la Siberia y en otros puestos militares árticos.
A principios del año, el ejército rojo condujo maniobras en el Ártico en las que participaron 38.000 soldados, más de 50 barcos y submarinos y 110 aviones.