Nuevos ataques se produjeron este domingo en Irak, donde al menos siete personas murieron a raíz de atentados con armas de fuego y bombas, apenas un día después de que una serie de bombas dejaran decenas de muertos, en momentos en que las tensiones sectarias aumentan en todo el país.
El gobierno de Estados Unidos condenó la ola de atentados con coches bomba que mataron a cerca de 80 personas el sábado en Irak, señalando que quienes llevaron a cabo los ataques contra la población civil durante las celebraciones que marcan el fin del Ramadán, eran "enemigos del Islam".
Los ataques coordinados del sábado tuvieron como objetivo espacios públicos dijeron funcionarios del gobierno de Irak. La mayoría de los atentados se llevaron a cabo durante el día, afectando a concurridos mercados, cafeterías y lugares donde las familias se habían reunido para celebrar el feriado de Eid al-Fitr.
La policía dijo que al menos 150 personas resultaron heridas.
El Departamento de Estado de EE.UU. condenó "en los términos más enérgicos posibles, los cobardes ataques de este sábado en Bagdad". La portavoz de la cancillería estadounidense Jan Psaki, en un comunicado emitido en la noche del sábado, dijo que los ataques fueron dirigidos contra las familias y llamó a los autores de los atentados "enemigos del Islam".
Psaki también reiteró la recompensa $10 millones dólares ofrecido por información que ayude a las autoridades a dar muerte o capturar presunto líder de al-Qaida en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, que según las autoridades estadounidenses dicen que se esconde en la vecina Siria.
El gobierno de Estados Unidos condenó la ola de atentados con coches bomba que mataron a cerca de 80 personas el sábado en Irak, señalando que quienes llevaron a cabo los ataques contra la población civil durante las celebraciones que marcan el fin del Ramadán, eran "enemigos del Islam".
Los ataques coordinados del sábado tuvieron como objetivo espacios públicos dijeron funcionarios del gobierno de Irak. La mayoría de los atentados se llevaron a cabo durante el día, afectando a concurridos mercados, cafeterías y lugares donde las familias se habían reunido para celebrar el feriado de Eid al-Fitr.
La policía dijo que al menos 150 personas resultaron heridas.
El Departamento de Estado de EE.UU. condenó "en los términos más enérgicos posibles, los cobardes ataques de este sábado en Bagdad". La portavoz de la cancillería estadounidense Jan Psaki, en un comunicado emitido en la noche del sábado, dijo que los ataques fueron dirigidos contra las familias y llamó a los autores de los atentados "enemigos del Islam".
Psaki también reiteró la recompensa $10 millones dólares ofrecido por información que ayude a las autoridades a dar muerte o capturar presunto líder de al-Qaida en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, que según las autoridades estadounidenses dicen que se esconde en la vecina Siria.