La policía australiana detuvo a 15 personas y cateó más de una docena de propiedades en Sídney, Brisbane y Logan en una operación antiterrorista provocada por un miembro importante del grupo Estado islámico que ha ordenado asesinatos “demostrativos” en Australia.
El primer ministro australiano, Tony Abbot, dijo el jueves que el llamado a realizar los crímenes vino de “un australiano que aparentemente es de muy alto nivel” en el grupo extremista que controla grandes áreas de Siria e Irak.
"Las exhortaciones — bien directas — provenían de un australiano que al parecer es un líder importante del Estado Islámico a redes de respaldo en Australia para que cometiesen asesinatos de demostración aquí en el país", dijo Abbot.
"No es simplemente una suposición, esa es la intención y por ello la policía y agencias de seguridad decidieron actuar de la forma en que lo hicieron", explicó.
Horas más tarde el jueves, el fiscal general australiano, George Brandis, confirmó que una persona nacida en Afganistán que había pasado tiempo en Australia y ahora trabaja para el grupo extremista en Oriente Medio había ordenado a sus seguidores en Australia que decapitaran gente y grabaran las ejecuciones.
Los medios australianos dicen que los documentos presentados a la corte revelaran que los militantes planeaban secuestrar a un australiano al azar, envolver a la víctima en una bandera del grupo Estado islámico y decapitarlo.
Los arrestos se produjeron apenas días después de que el país elevase su alerta de terrorismo al segundo mayor nivel en respuesta a amenazas presentadas por el grupo Estado Islámico. En ese momento, Abbott dijo que no había información que apuntara a un ataque terrorista inminente.