La batalla por hacer que la Biblia se convirtiera en el libro oficial de Tennessee fracasó este miércoles cuando la legislatura del estado no pudo sobrepasar el veto de su gobernador.
La ley aprobada con anterioridad buscaba honrar el impacto económico e histórico de la Biblia en la historia de Tennessee, y según sus impulsores, no significaba apoyo estatal alguno a favor de la religión.
El gobernador Bill Haslam, un republicano conservador, pensó sin embargo algo diferente.
Su preocupación era precisamente la validez constitucional de la ley y que se “trivializara” lo que considera un texto sagrado.
Cuarenta y tres legisladores votaron por superar el veto, siete menos que los 50 votos necesarios.