Con más de 8 millones de habitantes y un crecimiento que no ha parado en las últimas décadas, Bogotá, la capital colombiana, se ha convertido en una de las principales urbes latinoamericanas con mayores problemas de embotellamientos viales en la región.
Los bogotanos pasan un promedio de 117 horas al año atrapados en el tráfico, lo que se traduce en 5 días perdidos anualmente. Estas cifras ubican a Bogotá como la segunda ciudad de América Latina, después de Lima, en congestión vehicular, según datos divulgados por TomTom Traffic Index, un portal web especializado en medir el tiempo de viaje de las principales ciudades del mundo.
Las horas pico, tanto en la mañana como en la tarde, se han convertido en una “pesadilla” para los residentes. A los grandes embotellamientos que generan un desplazamiento ralentizado se suma el “estrés” de los conductores y de los usuarios del transporte público.
La Voz de América recorrió de norte a sur una de las principales avenidas de Bogotá en plena hora pico en la tarde del lunes 30 de septiembre. El recorrido tardó dos horas y 30 minutos, cuando de acuerdo con las proyecciones de Google Maps, el trayecto debería durar entre 1 hora y 10 minutos.
En el viaje, acompañado por la lluvia, la VOA habló con los motociclistas que lidiaban con el tráfico, escabulléndose entre los vehículos en un intento fallido por tratar de huir de la congestión vehicular.
“El tráfico está difícil hoy, la lluvia lo retrasa un poco”, dijo uno de los motorizados a la VOA. Otro, por su parte, manifestó que de su trabajo a su casa, de norte a sur, tarda “alrededor de 1 hora y 30 minutos”.
La saturación de los buses del principal sistema de transporte público, conocido como TransMilenio (una red de autobuses de tránsito rápido), la falta de rutas suficientes y la carencia de opciones para conectar diferentes zonas de la ciudad, como consecuencia de un crecimiento urbano desbordado, han hecho que muchos opten por el uso de vehículos particulares y motocicletas, exacerbando el problema de la congestión.
Así lo explica el catedrático José Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional de Colombia, quien asegura que la ciudad ha “intentado” diferentes opciones para ofrecer un “mejor transporte público”. Sin embargo, el apilamiento masivo por la alta demanda de usuarios ha generado que las personas continúen utilizando su auto privado.
“Para que la gente deje el carro y migre a un sistema de transporte público es necesario que sea económico, y en eso se está trabajando. Pero también necesita condiciones de seguridad y comodidad en el transporte público que hoy no se tienen”, explicó Rojas.
Además, agregó que “esas condiciones son las que pueden invitar a los usuarios de autos privados a migrar al sistema público. De lo contrario, como sucede ahora, los conductores de autos saben de la congestión y los embotellamientos, pero seguirán en sus vehículos porque se sienten seguros”.
En la actualidad, Bogotá tiene planes ambiciosos para mejorar su infraestructura y reducir la congestión. La construcción de la primera línea del metro, proyectada para pruebas de operación en el primer semestre de 2026, es una de las soluciones más esperadas.
Así lo detalló el actual alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien ocupa el cargo desde enero de este año. Galán espera reducir a la mitad algunos tiempos de viaje con obras como la ampliación de la Autopista Norte, la extensión de la Calle 63, la Troncal de la Calle 13 y la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente en sus tramos norte y sur.
Esta última obra ayudará a descongestionar la salida por la Terminal del Sur, el punto al que el equipo periodístico de la VOA llegó dos horas y media después de haber salido de la Terminal del Norte.
“Estas son las obras que tenemos proyectadas para que, en un futuro, no hablemos de desconexión, sino que comencemos a conectar la ciudad. Nuestra tarea es ejecutar estas obras por el bien de la ciudadanía”, comentó Galán.
Sin embargo, los expertos advierten que a la ciudad “aún” le falta “fortalecer” un enfoque integral que incluya mejoras en el transporte público en su conjunto, con una mejor planificación que lleve a la reducción de la dependencia de los vehículos privados. Mientras tanto, la capital seguirá enfrentando el problema de los atascos viales, conocidos en Colombia como “trancones”.
“Líneas de metro, metrocables, ciclorrutas; todo esto forma un sistema masivo de transporte que falta fortalecer. Esa es la solución de fondo. Lo que se quiere es que la gente que está en el auto privado migre a la bicicleta o al transporte público para descongestionar la ciudad, y en ese sentido, nos faltan unos años”, destacó Rojas a la VOA.
Por último, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo, la congestión vehicular genera pérdidas económicas en Bogotá por más de 600 millones de dólares al año, debido al consumo adicional de combustible, la pérdida de productividad y los costos de mantenimiento vehicular.
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