Ha pasado un año desde que Boko Haram secuestró a 276 niñas escolares de sus dormitorios en la aldea nororiental de Chibok en Nigeria sin que las esperanzas por encontrarlas mejoren.
Solo unas 56 escolares pudieron escapar, las 219 restantes siguen perdidas y sus familias aun las lloran.
El 14 de abril del año pasado no hubo soldados que las protegieran de los extremistas que irrumpieron con disparos en el dormitorio. Saratu, de 19 años, recuerda que estaba tratando de conciliar el sueño cuando entraron.
“En el instante en que hablaron en hausa, y dijeron que eran soldados y que no teníamos que tener miedo, supimos que eran de Boko Haram”, dice.
Los hombres hicieron levantar a las chicas y las obligaron a salir al patio.
“Nos dijeron que no debíamos estar en la escuela. Que la educación, ‘los libros’, son malos, ‘haram’, y que debíamos venir con ellos”, relata Saratu.
Las subieron a camiones pickup y se las llevaron no sin antes saquear las bodegas y prender fuego a la escuela.
Saratu escapó, se hirió una pierna cuando saltó del vehículo. Un hombre de la aldea la encontró y la cargo hasta su casa.
En abril es época de mangos en el sureste del Estado de Borno. El dulce olor de la fruta madura está por todas partes. Chibok, una pequeña y unida comunidad de varios miles de habitantes, queda al final de una larga y polvosa carretera. Todos aquí están emparentados con alguna de las chicas secuestradas o por lo menos las conoce.
Los domingos, las familias asisten a alguna de una docena de iglesias a orar por el regreso de las niñas. Tras el servicio, Yana Galang, cae de rodillas y abre su biblia. Tiene ocho hijos, incluyendo a Ruvkatu, de 17 años, una de las niñas desaparecidas.
“La gente dice que están en Gwoza. Otras dicen que las casaron. La verdad solo Dios sabe dónde están nuestras niñas”.
El nuevo presidente electo de Nigeria, Muhammadu Buhari, dice que no puede prometer encontrarlas.
“No sabemos si las chicas de Chibok pueden ser rescatadas”, dijo en una declaración el martes. “Vamos a actuar de manera diferente al gobierno que reemplazamos” y jura que el día que tome posesión del cargo, los militantes de Boko Haram sabrán “de la fuerza de nuestra voluntad colectiva”.
Amnistía Internacional ha dicho que los militantes secuestraron a por lo menos 2.000 mujeres en Nigeria desde comienzos de 2014 y ha obligado a muchas a ser esclavas sexuales y pelear junto a ellos.