El presidente de Bolivia, Evo Morales, no pudo persuadir a una misión de Naciones Unidas de que el organismo debe despenalizar la masticación de las hojas de coca, una práctica habitual entre indígenas de ese país.
Morales se reunió con cuatro miembros de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), una dependencia de la ONU, que fue invitada al país para escuchar los argumentos del gobierno a favor de la hoja de coca.
"He pedido a la JIFE que se sume a nuestro pedido para reparar un daño histórico. Debatimos más de una hora, creo que hemos convencido a algunos, pero otros no entienden", declaró el mandatario boliviano.
Morales, quien antes de ser presidente fue por años líder de cultivadores de coca, rechaza la Convención Internacional de Estupefacientes de la ONU de 1961, que penaliza todos los usos de la coca y establece su erradicación en 25 años.
En Bolivia, los indígenas acostumbran masticar hojas de coca secas para contrarrestar los efectos de la altura en la zona andina, como alimento o para preparar infusiones con fines medicinales. La planta también es utilizada en rituales religiosos.
El jefe de los inspectores, Hamid Ghodse, viajará el viernes 16 de diciembre al Chapare, una de las principales zonas cocaleras del país, para indagar sobre los avances en materia de erradicación cultivos de coca excedentes a los autorizados por el gobierno para el consumo de hojas.
Bolivia está considerado el tercer productor mundial de cocaína después de Colombia y Perú, y según la ONU, los cultivos de hojas de coca han aumentado desde que en 2006 Morales llegó al poder de 24.500 a 31.000 hectáreas, de las que 12.000 han sido declaradas legales por el gobierno.
Morales dijo haber solicitado a la JIFE ayuda tecnológica para la lucha antidrogas, mayormente helicópteros y radares. Según cifras oficiales, las fuerzas antinarcóticos bolivianas han decomisado 31 toneladas de cocaína y destruido más de 10.000 hectáreas de cultivos ilegales de la droga.