El parlamento boliviano, de mayoría opositora, aprobó el jueves por la noche una ley que establece un plazo de tres meses para celebrar nuevas elecciones generales, en contra de la voluntad del gobierno transitorio.
Los asambleístas del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido político del expresidente Evo Morales, aprobaron que la repetición de las fallidas elecciones de octubre del año pasado se realice hasta el 2 de agosto.
La medida en medio de la emergencia sanitaria debido a la pandemia del coronavirus, ha vuelto a generar tensiones en Bolivia.
"Denuncio ante el país, denuncio ante el mundo y denuncio ante la comunidad internacional de Derechos Humanos, que esa convocatoria a elecciones es un atentado gravísimo contra la salud y contra la vida de los bolivianos", señala una carta abierta de la presidenta provisional Jeanine Áñez.
La mandataria rechazó la convocatoria y se negó a promulgarla “en defensa de la salud y la vida de los bolivianos”, explica en una carta publicada poco tiempo después que se aprobara la ley que convoca a comicios en 90 días a partir del 3 de mayo.
“Mi candidatura tiene la fuerza, no sólo para competir en la elección, sino para ganar las próximas elecciones, pero sería una irresponsabilidad terrible anteponer los intereses políticos antes que la salud y la vida de los bolivianos”, dijo la mandataria.
Ante la negativa del gobierno, la presidenta del Parlamento, Eva Copa, del MAS, promulgó el documento que prescribe al Tribunal Supremo Electoral fijar la nueva fecha de la votación en un plazo máximo de 90 días computables a partir del 3 de mayo de 2020.
La Constitución boliviana permite a la presidenta del Parlamento promulgar una ley si el poder Ejecutivo rechazara la misma sin argumentos sólidos.
“Nosotros actuamos conforme reglamento y la Constitución. Se dio lectura a las observaciones que hizo el Ejecutivo, se declaró infundadas porque el rango de tiempo no lo dimos nosotros, sino el Tribunal Supremo Electoral”, explicó la senadora Copa.
La celebración de las nuevas elecciones estaba prevista para el 3 de mayo, pero la pandemia del coronavirus obligó a las autoridades electorales a diferir el día de votación.
Áñez asumió la presidencia interina en noviembre en medio de violentas protestas que derivaron en la renuncia de Morales tras casi 14 años en el poder por acusaciones de fraude en los comicios en los buscada un cuarto mandato. Las manifestaciones cobraron la vida de 35 personas.