La Paz recibe a los indígenas amazónicos que marcharon durante 65 días en los que recibieron una dura represión policial por la protesta que encabezan en rechazo de la construcción de una carretera que atraviesa una reserva ecológica.
Más de 600 kilómetros a pie han atravesado hasta llegar a las puertas del gobierno boliviano, en La Paz, donde pretenden exigirle al presidente Evo Morales que anule el proyecto.
Con la bandera de los pueblos originarios fueron recibidos los casi dos mil indígenas que reclaman los derechos de sus tierras.
El ministro de Comunicación, Iván Canelas, anunció que la Plaza Murillo, centro del poder político boliviano, estará abierta para los marchistas indígenas del TIPNIS, aunque advirtió que el Ejecutivo recibió denuncias de la presencia de infiltrados en esa movilización que tienen la intención de generar violencia.
"No hay ninguna necesidad de que la plaza principal este cerrada para el ingreso de los hermanos indígenas a quienes también nosotros los vamos a recibir con una bienvenida, como creemos lo está haciendo la población paceña después del sacrifico que ellos han tenido de caminar kilómetros y kilómetros para llegar a la sede de Gobierno", anunció.
Canelas advirtió que la Plaza Murillo es "un escenario de diálogo y no de violencia" e hizo votos para que su paso por ese histórico emplazamiento sea pacífico.
"Queremos pedirles que no dañen ni afecten la marcha de los hermanos indígenas, queremos pedir a la dirección de los hermanos indígenas que tomen en cuenta esta preocupación que tiene el Gobierno", agregó.
La marcha indígena partió de la ciudad amazónica de Trinidad el pasado 15 de agosto en oposición a la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos pero posteriormente entregó un pliego de 16 puntos, entre los que incluyó, la paralización de otros proyectos carreteros y la exploración y explotación de hidrocarburos en el Aguarague, que complicaron la negociación con el gobierno.
