Compañeros, amigos y familiares de las víctimas de una matanza en una escuela de Brasil se abrazaron, lloraron y rezaron en un velorio colectivo en un acongojado suburbio de Sao Paulo, en tanto las autoridades trataban de comprender las motivaciones de dos ex alumnos que atacaron con un revólver, ballestas y hachas.
Antes de iniciar el ataque a la escuela en que mataron a siete personas, Guilherme Taucci Monteiro, de 17 años, y Henrique de Castro, de 25, abatieron a tiros al dueño de una concesionaria de autos usados vecina.
Lo que sucedió a continuación en la escuela pública que abarca desde el kinder hasta el secundario, captado parcialmente por cámaras de vigilancia en la entrada de la escuela y distribuido ampliamente por todo Brasil, fue horripilante.
Se ve a Monteiro entrar y disparar a varias personas en la cabeza cuando intentaban huir. Poco después entra de Castro, quien golpea a los heridos en el suelo con un hacha que a continuación blandea mientras decenas de estudiantes pasan corriendo. De Castro arma su arco y avanza dentro de la escuela.
En total hubo siete víctimas en la escuela: cinco estudiantes, una maestra y una administradora escolar. Otras nueve personas resultaron heridas, de las cuales siete seguían hospitalizadas el jueves, tres en cuidados intensivos, según el secretario de Salud.
También puedes leer: Tiroteo en escuela de Brasil deja 8 víctimas mortales
“No pude dormir. Tengo dos hijos en la escuela y tienen más o menos la edad de las víctimas”, dijo Wanda Augusta, un ama de casa de 46 años en el velorio.
“Si hubiéramos podido identificar las dificultades de estos chicos”, dijo el secretario de Educación estatal Rossieli Soares. “Es un problema en nuestra sociedad”.
La policía incautó computadoras y cuadernos en las casas de los agresores, que eran vecinos y vivían a menos de un kilómetro de la escuela. También incautaron computadoras en un local de videojuegos frecuentado por ellos.
TV Globo, que dijo tener acceso a la investigación policial preliminar, informó que los agresores habían planeado el crimen durante un año e investigaban en el internet las matanzas en las escuelas de Estados Unidos.
Brasil tiene la tasa anual de homicidios más alta de mundo, pero no es habitual que ocurran en escuelas. En 2011, 12 estudiantes murieron a manos de un pistolero que recorrió los pasillos de un centro en Río de Janeiro.
Joao Camilo Pires de Campos, secretario de Seguridad Pública del estado resumió en pocas palabras a la prensa el sentir de muchos brasileños: “La gran pregunta es, cuál fue la motivación de estos ex alumnos”.
La madre de Monteiro, Tatiana Taucci, ofreció una posible respuesta. Escondiendo su rostro de la cámara de la televisora Band News, comentó que su hijo había sufrido abusos en la escuela.
“Le llaman bullying ... Dejó de ir a la escuela ... a causa de eso”, contó, y añadió que estaba sorprendida por la participación de su hijo en el ataque, del que se enteró a través de la televisión.
Minutos antes del suceso, Monteiro había publicado 26 fotografías en su perfil de Facebook, incluidas varias con pistolas y una en la que aparecía mostrando el dedo corazón mientras miraba a cámara.
En algunas de las imágenes tenía una bufanda negra con una calavera blanca y huesos cruzados. Ningún texto acompañaba a las fotografías.
Para el miércoles por la tarde, Facebook había retirado la cuenta de Monteiro.
Durante el ataque, Monteiro comenzó a disparar con una pistola calibre .38 y de Castro utilizó un arco, dijo de Campos. Los forenses determinarán cómo murió cada una de las víctimas, apuntó.
Los agresores también llevaban bombas molotov, cuchillos y hachas pequeñas, dijeron las autoridades.
Uno de los heridos, Jose Vitor, corrió a un hospital vecino de la escuela con un hacha clavada en el hombro derecho.
“Es un adolescente ágil”, dijo su madre, Sandra Regina Ramos, a la prensa frente al hospital. “Reaccionó rápidamente”.
Cuando llegó la policía, los agresores estaban intentando entrar a una sala ubicada en la parte trasera de la escuela donde se habían escondido muchos estudiantes. En lugar de enfrentar a los agentes, Monteiro disparó a de Castro en la cabeza y luego se suicidó, explicaron las autoridades.
También puedes leer: Brasil: Por decreto, Bolsonaro facilita posesión de armas.
Durante la campaña electoral, el presidente Jair Bolsonaro prometió atajar la delincuencia, en parte facilitando el acceso a armas. Poco después de asumir el cargo el pasado 1 de enero, emitió un decreto facilitando su venta.
“Una monstruosidad y cobardía inigualable”, escribió Bolsonaro en un tuit en el que ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas del ataque.
El senador Major Olímpio, miembro del partido de Bolsonaro y partidario de flexibilizar las leyes de armas, repitió su argumento horas después del tiroteo.
“No podemos dejar que aquellos que sacan provecho de esta tragedia hablen de que el desarme es la solución”, tuiteó. “Una ‘farsa de desarme’ débil y vergonzosa, les dio pistolas a los criminales y evitó la autodefensa”.
El presidente de la cámara baja del parlamento, Rodrigo Maia, criticó el miércoles los argumentos a favor de más armas.
“Espero que nadie intente defender la idea de que si los maestros estuvieran armados se hubiera resuelto el problema”, dijo Maia a los periodistas en Brasilia. “Por amor de Dios”.